Por Gustavo González Godina
Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo logaron revivir entre la población mexicana dos sentimientos casi olvidados, el anticomunismo y el antijudaísmo, al que los judíos llaman antisemitismo aunque éste no existe.
El anticomunismo se manifestó con fuerza hace 100 años, en la tercera década del siglo pasado, cuando los generales y presidentes de México Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón intentaron implantar el comunismo en México, especialmente el primero que trató de acabar con la iglesia católica y establecer la educación socialista en las universidades. Al segundo no le dio tiempo, porque se lo echaron. “Con la iglesia hemos topado” le hubiera dicho Don Quijote a Sancho.
En ese tiempo se provocó una Revolución Cristera contra el gobierno de Calles, y una revuelta estudiantil en Jalisco que dio origen a la Universidad Autónoma de Guadalajara. Ambos generales fracasaron y se olvidó por un tiempo el anticomunismo. Tres décadas después revivió este sentimiento, cuando instigados por el castrismo un grupo de estudiantes de la UNAM intentaron derrocar al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y así les fue, el gobierno de éste les contestó a balazos y no con abrazos.
Sesenta años después, el presidente Andrés Manuel López Obrador lo vuelve a intentar. Alineado con el Foro de Sao Paulo, ahora de Puebla, pretende implantar el Socialismo del Siglo XXI en México, siguiendo los ejemplos de Cuba, Nicaragua y Venezuela donde se ha consolidado, y los intentos en Argentina, Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador donde aún no lo ha logrado (en Argentina provocó incluso lo contrario, el triunfo electoral del anticomunismo), y la gente lo sabe. Muchos mexicanos, ante esta intención de AMLO, se sienten ahora anticomunistas.
Para comprobarlo basta revisar los grupos que funcionan muy activos en las Redes Sociales, como: Mexicanos Unidos contra el Comunismo, Fuera el Comunismo, Salvemos a México de la Dictadura, y otros que, aunque no llevan implícita la palabra “comunismo” en su nombre, en el contenido de sus publicaciones se advierte que la intención es la misma, se llaman Frente Común Anti-AMLO, Los Fracasos de López Obrador, Red Nacional por México, México Indomable, y así por el estilo. Sin contar las docenas de grupos cuyo objetivo es apoyar a Xóchitl Gálvez.
Y en cuanto al antijudaísmo, éste se manifestó durante la Colonia cuando aún ni existía México sino la Nueva España, donde la Inquisición llegó a quemar a algunos judaizantes como a Luis de Carbajal en lo que hoy es Nuevo León. Pasada esa época de obscurantismo (para ellos, los judíos), entre los habitantes de esta parte del mundo se olvidó incluso la presencia del judaísmo en México. Hasta ahora que la puso de moda una judía en su afán de querer ser presidenta de la República. Y la puso de moda para mal, en su contra, por su hipocresía manifiesta al querer agarrar de mensos a los mexicanos católicos y guadalupanos que son la mayoría.
Habiendo declarado con anterioridad Claudia Sheinbaum Pardo su origen judío, abuelo lituano y abuela búlgara sefardita, y que no tenía ninguna religión, ser atea pues, se le ocurrió -para conseguir votos- ponerse una falda roja, larga, con una imagen de la Virgen de Guadalupe bordada, y colgarse del cuello un rosario con un crucifijo de buen tamaño, para proyectar la imagen de ser una católica y guadalupana devota, nada más alejado de la realidad.
Y como en esta época de las redes sociales todo se sabe, los mexicanos lo saben ya todo de Ella, que no es ni mexicana, que nació en Bulgaria, que es judía, que es atea, y que no es católica ni guadalupana, lo que molesta a no pocos, no porque tenga o no religión, es muy libre de creer o no creer en nada, sino por su intento de engañar a los mexicanos, para quienes su religión católica, su Cristo (en el rosario) y especialmente su imagen de la Guadalupana son sagrados, eso sí calienta, diría su jefe el VGT OGT.
Y ahí está el antijudaísmo en las Redes Sociales. Al pie de esa imagen de Claudia Sheinbaum luciendo el rosario en su cuello y a la Virgen de Guadalupe en su falda, se pueden leer en FB comentarios como el de una señora Hernández que dice: “Ojalá existiera Hitler, él en aquel entonces se deshizo de todos los judíos que existían en Rusia, justo por allá de donde viene la momia judía de la Sheinbaum”. Otro llamado Maty escribió: “Te tiene poseída tu representante, México no te quiere, lárgate ya a tu país y llévate a tu sapo Mario Delgado”.
Y así por el estilo, hay muchos comentarios, leves, que protestan por esta actitud hipócrita de la Gárgola: Ángel: “Así se burlan de nuestras creencias, viva la Virgen de Guadalupe”. Roberto: “Es un abuso y burlas para el catolicismo, a sabiendas de que es atea, reconocido eso por ella misma, y aun así se atreve a lucrar políticamente con la imagen de nuestra Virgen María. Xóchitl va”. Antonio: “No queremos a esa judía, marioneta del narco dictador en México”.
Hay muchos comentarios que reflejan este sentimiento. Antisemitismo le llaman ellos, antisionismo le llamo yo, antijudaísmo es tal vez el término más indicado. Antisemitismo no porque también los árabes son un pueblo de origen semítico y no tengo nada contra ellos, antisionismo tal vez tampoco porque no todos los judíos son sionistas; me quedo con el de antijudaísmo (por culpa de judíos como la Sheinbaum).
Yo desde joven soy anticomunista porque así me lo enseñaron en la escuela, no puede haber igualdad porque no todos los humanos se esfuerzan igual, no puede desaparecer el concepto de la propiedad privada porque es intrínsecamente humano, una de las primeras palabras que aprende a decir un bebé es “mío”… Pero luego me olvidé por mucho tiempo de esa ideología, desde que se derrumbó ese sistema de gobierno junto con el muro de Berlín, gracias entre otros al papa Juan Pablo II y al líder obrero polaco Lech Walesa que le dieron en la madre.
Ahora reaparece el comunismo en América y con él el anticomunismo, con el que me siento cómodo, me alegra saber que mucha gente piensa como yo y no me importa que me llamen derechango o facho. Sí, simpatizo con el fascismo de Mussolini en Italia y de José Antonio Primo de Rivera en España.
Ellos lo trajeron de regreso, nosotros caeremos con la cara al sol si es necesario. Pero, como dijo la Pasionaria: ¡No pasarán!
