Por Gustavo González Godina
Si Marcelo Ebrard tiene dignidad, será lo único que le queda, porque futuro político no se lo veo por ningún lado, al menos por ahora. Y si no se va de Morena, hasta la dignidad habrá perdido, será un hombre sin honor, sin orgullo, sin amor propio, será una piltrafa despreciable para el electorado mexicano.
Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard pudieron haber sido cualquiera de los dos el candidato de la oposición a la Presidencia de la República, y en mancuerna mejor aún (uno candidato y el otro su coordinador de campaña), pero cometieron sendos errores que los dejaron fuera.
De Adán Augusto López y Changoleón (no recuerdo su nombre, perdón) nunca se dudó que pudieran darle la espalda a López Obrador, ambos son fanáticos de la 4-T, del socialismo y de su amado líder, pero de Monreal y de Ebrard sí se llegó a pensar -yo lo llegué a pensar- que podrían mandar todo al carajo e irse por la libre, porque tenían motivos y porque ellos mismos alentaron esa idea con sus constantes declaraciones amenazantes contra Morena.
El error que cometió el senador zacatecano, líder de la mayoría morenista en el Senado, fue el haber tratado de quedar bien con unos y con otros, con su presidente AMLO y con la oposición.
El día que se votó la Reforma Electoral, según Él votó en conciencia contra la misma, aunque la intención era quedar bien con la oposición que aún le hacía ojitos; pero no arrastró con Él a ningún voto de sus representados de la mayoría de Morena para quedar bien con ésta y con AMLO, y el resultado fue que quedó mal con unos y con otros, la reforma se aprobó y Él siguió leal a su partido. Y para qué… la SCJN echaría abajo después la mentada Reforma.
El error de Marcelo Ebrard fue esperar demasiado con la esperanza de que López Obrador cambiara de opinión y su dedito apuntara hacia Él y no a Claudia Sheinbaum, cuando se dio cuenta de que no fue así, armó gran alharaca contra el proceso hablando de irregularidades, que según Él ameritan cancelarlo y que se repita.
Demasiado tarde. Las encuestas, o sea López Obrador, determinaron (determinó Éste) que la mera mera maromera para la candidatura es la judía sefardita de origen búlgaro, y que Marcelo le haga como quiera.
Éste por su parte presentó ya su impugnación ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena (porque aunque usted no lo crea, presumen de honestidad y justicia), y cuando le contesten que igual ya se lo cargó el payaso, es posible que recurra al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, donde seguramente le contestarán que ellos no tienen vela en ese entierro, que no se trató de una elección oficial, y que si quiere vaya y se queje a la CNDH, a la Logia Masónica de Nueva York que lo apoyaba, o a donde quiera, pero que no les esté quitando el tiempo.
En esta espera de su anunciada rebelión se le fue yendo el tiempo y se venció el plazo para registrarse como candidato independiente. Ahora sólo le quedan dos opciones, ser abanderado por Movimiento Ciudadano -o sea por la carabina de Ambrosio-, o resignarse a no ser candidato. Si va por MC, malo; y si no va por MC, también malo. Malo si sí y malo si no, como dice el Bolero Falaz de Aterciopelados.
Su demora en decidirse a enfrentar a Morena con todo, propició también dos acontecimientos irreversibles que ahora le son adversos, el surgimiento de Xóchitl Gálvez en la oposición, y la rebelión -esa sí a tiempo- de Enrique Alfaro en Movimiento Ciudadano, que dividió y debilitó notablemente a este partido. Al perder los votos de Jalisco que son la mayoría, sólo le quedan a Dante Delgado (el dueño de MC) los de Nuevo León y no todos, porque el alcalde de Monterrey Luis Donaldo Colosio ya dijo que Él no va a dividir a la oposición y que simpatiza con Xóchitl Gálvez.
¿Tiene alguna posibilidad Marcelo Ebrard de ganar como candidato de MC? Ninguna. Lo más que podría lograr con los votos que se lleve de Morena, sería evitar que Movimiento Ciudadano pierda su registro, como deben ser los planes de Dante Delgado, eso y algunas diputaciones y senadurías, pero Él en lo personal no sacaría ni reintegro.
Y si no es candidato por MC no estará en las boletas el próximo año. Dice que va a formar un nuevo movimiento para enfrentar al de la Cuarta, pero esto sería hasta el 2030, y de aquí a entonces pueden pasar muchas cosas, incluso que ya para entonces no haya ni Cuarta Transformación.
¿Qué le queda a Marcelo Ebrard?, ¿dignidad? Si le queda, con ésta podría darle un último disgusto a su compañero y amigo, su amado líder y mesías Andrés Manuel López Obrador, convenciendo a todos los diputados federales que dice que lo apoyan (unos 65 según Él, entre morenos y verdes), de que no le aprueben el Presupuesto de Egresos a AMLO para el 2024. Con esos votos, más los del bloque opositor, no pasa el Presupuesto, lo que molestaría mucho a López pero nada más, nada ganaría Marcelo en lo personal, a menos que tenga en mente negociar algo aún, algo que los simples mortales no alcanzamos a ver.
Pregunté hace un par de semanas a los amigos que me siguen en FB que creían que haría Marcelo Ebrard respecto a sus diferencias con Morena y con AMLO, si la iba a beber o la iba a derramar, si la bebe -les dije previamente- se comerá la suciedad sin hacer gestos y reconocerá el triunfo de Claudia Sheinbaum, si la derrama y se va con todo y sus votos, hará un cagadero en Morena. Bueno, pues por lo que se ve no se ha decidido aún, pero en la práctica ya hizo las dos cosas, se bebió una parte por esperarse tanto, y está derramando el resto.
No sé si AMLO es muy inteligente o muy astuto porque se los tragó sin pelar a los dos, pero Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard mostraron, por lo menos en esta ocasión, que no sacan un perro de una milpa. Para la oposición mejor, porque si Marcelo no es candidato por ningún partido, sus votos de Morena irán a parar con Xóchitl Gálvez.
Y los de MC en Jalisco también. Y la Sheinbaum es la peor de las seis corcholatas de AMLO, tiene más personalidad un poste de teléfonos que la candidata de Morena. ¡Ánimo!