Por Gustavo González Godina
En la entrega anterior de esta columna, que titulamos “De Washington a Topilejo”, hablamos de un diálogo imaginario, imaginado por el autor, entre el presidente de Estados Unidos Joe Biden y el de México Andrés Manuel López Obrador, según el cual el mexicano sólo fue a que lo regañaran y a que le pidieran cuentas de su relación con el Crimen Organizado, concretamente con el Cártel de Sinaloa.
En esa columna dijimos que inmediatamente después del jalón de orejas de Biden a López, bueno, dos horas después de la entrevista en la Casa Blanca, policías de la ciudad de México y soldados del Ejército detuvieron en el poblado de Topilejo, municipio de Tlalpan, a una célula del Cártel de Sinaloa, a 14 personas de las que poco después soltaron a cuatro que nada tenían que ver, con armas y drogas; y rematamos planteando tres posibles escenarios después de esa captura, que supusimos molestaría mucho a sus amigos (de AMLO) los Chapitos y al Mayo Zambada.
Como primer escenario planteamos la posibilidad de que hubiera nuevas acciones contra el Crimen Organizado, por la exigencia de Estados Unidos de combatirlo. Como segundo, la posibilidad de una reacción violenta por parte de los narcotraficantes al sentirse traicionados. Y, por último -dijimos- si no ocurre ninguna de estas dos cosas, es posible que pronto tengamos noticias de la justicia norteamericana, refiriéndonos a la filtración, por lo menos -si no es que alguna acusación penal- de datos en contra de familiares y amigos cercanos y encumbrados de López Obrador.
Bueno pues no tuvimos que esperar mucho para despejar la duda, la columna con el diálogo imaginario la escribimos y publicamos el jueves 14 de julio, y al día siguiente, viernes 15, recapturaron al capo Rafael Caro Quintero, que seguramente se lo pidieron los gringos a López Obrador, pues lo buscaban desde hace años y ofrecían por Él una recompensa de 20 millones de dólares, esto por haber secuestrado, torturado y asesinado al agente de la DEA Enrique Camarena en 1985, además de por narcotráfico y otros delitos. Nuevas acciones del gobierno contra el Crimen Organizado.
Y horas más tarde, ese mismo día vino la reacción violenta del narco, se desplomó -dicen- un helicóptero de la Marina en Los Mochis, Sinaloa, en el que viajaban 15 marinos, mismos que habían participado en la captura de Caro Quintero, 14 murieron y uno sigue grave internado en un hospital. El gobierno asegura que fue un accidente, pero nadie le cree. Y no pasó ni una semana para que nos llegaran a México noticias del gobierno de Estados Unidos, no relacionadas con la justicia, pero igual de preocupantes.
Anunciaron los gringos que quieren una ronda de consultas con el gobierno mexicano, para ver si se pueden aclarar y resolver una serie de quejas que tienen su gobierno y los empresarios de aquel país, sobre violaciones al Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, el llamado T-MEC. Si no se aclaran y se resuelven, lo siguiente será organizar un Panel, es decir, una especie de tribunal, en donde unos alegarán violaciones al Tratado por parte de México, y los otros (los mexicanos) se defenderán. Si no se llega a ningún acuerdo en esa etapa, a continuación vendrán las sanciones por parte de Estados Unidos a México, consistentes en imponer fuertes aranceles a las exportaciones mexicanas, que le costarían a nuestro país alrededor de 30 mil millones de dólares.
Bueno, pues como ya es costumbre en AMLO, éste contestó a lo que consideró una amenaza de Estados Unidos, con una frivolidad inaudita. En su mañanera le puso a Biden una canción de Chico Che, aquella que dice “Uy que miedo, mira cómo estoy temblando…” Propio de un vago pandillero del barrio más bajo de Villahermosa. Cualquiera medianamente pensante, con dos dedos de frente, pensará que no es posible tanta estulticia en alguien de su nivel, no intelectual, de éste ya sabemos que es nulo, sino del que tiene en el gobierno de nuestro país, el más alto, es nada menos que el presidente. Pero sí, sí es posible, nunca va a dejar de sorprendernos.
Con lo que no contaba el presidente López Obrador, era con que al día siguiente el gobierno de Canadá haría lo mismo, también anunció que quiere igual una ronda de consultas como la que solicita Estados Unidos, y si no se aclara nada durante ésta, que dura alrededor de mes y medio, vendrá el Panel y a ver de a cómo les toca. Así que ahora tiene que enfrentar el gobierno de México a los dos gobiernos de Estados Unidos y Canadá, y francamente no creo que le vaya bien. Y no sólo a él -al gobierno y al Presidente-, sino a los empresarios que exportan y al pueblo de México en general. Mal negocio…
Ahora no sabe el presidente AMLO cómo salir del atolladero, seguramente ya se arrepintió de su bravuconada del ¡Uy qué miedo!; se le ha notado en las mañaneras posteriores que dice más incoherencias que de costumbre, se le ve nervioso, que está hecho bolas, dice que los extranjeros nos quieren robar el petróleo (ya no solo la energía eléctrica), que es de México y que lo defenderá y que defenderá la soberanía. Sólo le ha faltado decir como dijo el otro López famoso (que también le causó un gran daño a México junto con Echeverría durante la Docena Trágica) José López Portillo, quien dijo que defendería al peso como perro.
Pero ¿sabe usted qué es lo peor de todo esto?, que aún tiene López Obrador seguidores y muchos, no tantos como los que tenía, en su consulta para la Revocación de Mandato votaron porque siguiera en el cargo sólo 15 millones de mexicanos, la mitad de los que votaron por Él en el 2018, pero siguen igual de fanáticos defendiendo todo lo que haga o diga, su cerrazón es total. Si inaugura un aeropuerto inservible que cuatro meses después sigue solo, le aplauden como focas; si inaugura una refinería que no va ni a la mitad de su construcción, igual; si la justicia federal ordena que se detengan los trabajos del Tren Maya por los vestigios que se han encontrado, inventa que su construcción es cuestión de Seguridad Nacional para ignorar los amparos, violar la ley y seguir adelante. Y sus seguidores le aplauden y lo defienden como López Portillo al peso. Eso es lo más preocupante de todo.
