• Es un niño súper dotado que ya quiere un doctorado
Con apenas 13 años de edad, Ian Emmanuel González Santos está por egresar de la Licenciatura en Químico Farmacéutico Biólogo (QFB), que cursa en el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI) de la Universidad de Guadalajara (U de G).
Desde su niñez, Ian comenzó a mostrar interés en asignaturas como química, farmacología, biología molecular y microbiología, y alrededor de los siete años de edad ya empezaba a participar en cursos de estas mismas materias.
Fue a los nueve años cuando supo que una de sus vocaciones se encontraba en la carrera de QFB.
“La carrera de Químico Farmacéutico Biólogo involucra a la química, matemáticas, física, hematología, bioquímica, biología molecular, genética (…) obtuve el certificado de primaria, de secundaria, el de preparatoria, y también para el examen de admisión a la Universidad, porque como cualquier persona hice mi examen y lo aprobé”, contó el adolescente.
Tras cuatro años y medio de estudios, ahora en mayo está por convertirse en el egresado más joven de la U de G.
A la par de sus estudios de licenciatura, Ian culminó a los 12 años una Maestría en Biología Molecular y Genética, y una vez que egrese de sus estudios de educación superior, espera cursar un doctorado.
“Mi plan es ingresar a un doctorado, ya me invitaron a hacer uno en Microbiología y Biotecnología en CUCEI, y tengo otras propuestas, pero aún no sé a dónde voy a ingresar”, adelantó.
Aunque Ian tenía una gran diferencia de edad en relación a sus compañeros de curso, indicó que eso no fue impedimento para desenvolverse académicamente.
“Con los compañeros me he sentido cómodo porque no son los típicos compañeros que te hacen bullying. No me excluyen, no me dicen cosas, no me insultan, algunos sí me miran un poco, pero de ahí en fuera totalmente normal para mí”, dijo.
Una de las principales impulsoras en el camino académico de Ian ha sido su madre, Sandra Santos, para ella lograr que su hijo pudiera ser inscrito en una licenciatura a tan temprana edad, implicó tocar puertas, pero nunca desistió con tal de verlo feliz.
“Siempre que me preguntan cómo lo hice, yo les digo que es porque sólo veía lo que le hacía feliz (…) Ian sueña y se propone objetivos a veces muy difíciles de alcanzar, pero afortunadamente siempre los ha logrado”, afirmó.
Ian espera que las infancias y adolescencias superdotadas puedan encontrar, al igual que él, espacios donde puedan desarrollar sus altas capacidades.
“Para los niños que son superdotados o necesitan atención especial, ojalá que las escuelas se enfoquen un poco más en ellos, en profundizar los temas, en prestarles mayor atención, porque ese cerebro que puede tener un gran futuro, también se puede apagar”, agregó.