Agustín Basilio De La Vega
El pasado fin de semana el movimiento de “Morena” realizó elecciones internas de dudosa legalidad para elegir a sus representantes a sus Congresos Nacional y Estatales, así como a Consejeros Estatales, que a su vez elegirán a sus dirigentes nacionales (Comité Ejecutivo Nacional). Los mexicanos y el mundo entero fuimos testigos de irregularidades que se presentaron en los distintos estados de la República mexicana.
Los medios de comunicación y las redes sociales mostraron diversas escenas: violencia en las casillas, quema de boletas y material electoral, acarreo de electores, amenazas a adultos mayores de quitarles becas, violación a la secrecía del voto, inducción a electores para votar por candidatos específicos, campaña en plena jornada electoral, amenazas, relleno de urnas y hasta uso de la fuerza pública en contra de líderes y electores, entre otros delitos electorales.
Este desorden y absoluta falta de respeto a las reglas electorales demuestra cabalmente que este movimiento carece de tradición democrática y que México, en sus manos, corre el grave peligro de perder lo avanzado durante los últimos treinta años. La principal amenaza es en contra del INE y las normas que nos hemos dado para mejorar la democracia que, entre otras cosas, ha permitido la alternancia política con legalidad y paz en México.
El desprecio a las instituciones y al Estado de Derecho por parte de Morena se observa en muchos puntos débiles. Primero ese movimiento “cacha todo”, no cuenta con principios ni programas que lo distingan de los demás partidos, pues sólo exige a sus integrantes “lealtad ciega” a López Obrador.
Todo indica que sus estatutos de plano son inoperantes. En las imágenes se observa que, al parecer, no cuentan con padrones ni credenciales partidistas, lo que permite que no se tenga certeza de quiénes son realmente militantes de dicho “movimiento;” también se aprecian acarreos masivos de personas que reciben subsidios del gobierno.
La falta de respeto a la secrecía del voto y el no contar con boletas electorales con la fotografía y el nombre de los candidatos es otro aspecto negativo, pues se observó a personas que rellenaron varias boletas escribiendo el nombre de los mismos candidatos.
El uso de la fuerza pública para incluso “arrestar” a diputados es digno de un verdadero caos: o la diputada estaba cometiendo delitos en flagrancia tan graves que hasta se tuvo que emplear a la policía municipal, o la autoridad intervino de manera abusiva y arbitraria en la jornada electoral con el uso de elementos policiacos.
Los golpes, la quema de material electoral, la propaganda durante la jornada comicial y otras aberraciones que trascendieron y cuyas imágenes le dieron la vuelta al mundo, revelan que los menos indicados para promover una Reforma Electoral y la desaparición del Instituto Nacional Electoral (en el que sí participamos todos los mexicanos) son justamente los integrantes de Morena.
Un caso que me llamó la atención: una candidata de nombre Yaritza Rosas Gaona obtuvo 11,338 votos, el candidato que más se le acercó recibió 1,867 votos (Viviana Villalobos Rentería) y en noveno sitio: María Itze Camacho Zapiain con sólo 7 votos. ¿Cómo le habrá hecho Yaritza Rosas para arrasar y ganarle a 9 competidoras si, sumados, todos los votos no contabilizan ni la tercera parte de los votos recibidos en ese distrito?
¿Se imaginan cómo serían las elecciones en México en manos de funcionarios impuestos por Morena y no seleccionados por el INE?
Twitter @basiliodelavega
