Por José Yunes*
Con una mezcla de preocupación por las inevitables repercusiones de orden global, consternación por las terribles escenas que provoca cualquier violencia, y solidaridad con las víctimas, observamos el conflicto bélico que involucra a Rusia y Ucrania, deseando concluya a la brevedad. Lejos de pretender un análisis geopolítico y de motivación, es importante considerar los efectos económicos que de manera indirecta llegarán a nuestra economía, poderosamente vinculada a los mercados internacionales por la vocación productiva del sector energético nacional.
Con el paquete de sanciones que infinidad de países impusieron a Rusia como medida de condena por su incursión militar, su economía enfrentará graves problemas financieros. Durante el primer bimestre del año ya habían alcanzado indicadores del 7% de inflación, su registro más alto desde 1989, pronosticando que aumente conforme pasen las semanas y sientan los efectos de una guerra que consume miles de millones de dólares diariamente. Pongámoslo en contexto, considerando los rangos de precio promedio del armamento empleado, si se atiende al valor de las pérdidas registradas en informes emitidos por el Ministerio de Defensa de Ucrania, que señala haber abatido 100 tanques, 500 vehículos blindados, 8 helicópteros, 14 aviones de combate y un avión de transporte, más el costo de los cerca de 400 misiles empleados en los bombardeos, suman en cuatro días de conflicto 2 mil 566 millones de dólares, algo así como la mitad del presupuesto veracruzano.
Ahora bien, debido a las sanciones impuestas, su moneda se devaluó a su máximo histórico en los últimos 30 años, perdiendo 30% de valor frente al dólar o el euro; consideremos que un peso mexicano equivale a casi 5 rublos. A dicha devaluación su Banco Central respondió con un aumento de las tasas de interés duplicándolas en 24 horas.
La principal repercusión la sentirán en la imposibilidad de realizar transacciones comerciales internacionalmente a través del sistema de comunicación interbancaria denominado SWIFT, que conecta a 11 mil instituciones financieras de 200 países. Para Rusia será muy complicado acceder a los mercados globales de importaciones y exportaciones, a no ser que se realicen dichas transacciones a través de intermediarios financieros que evidentemente mermarán las ganancias del gigante oriental. Toda nación, incluyendo a México, que mantenga vínculos mercantiles con Rusia, padecerá evidentemente de pérdidas económicas.
Rusia posee la quinta parte de las reservas probadas de gas natural del planeta, cercanas a 48 mil millones de kilómetros cúbicos y reservas por 80 mil millones de barriles de petróleo. En contraste, México posee 472 millones de kilómetros cúbicos de gas natural y reservas por poco más de 13 mil millones de barriles de crudo. El conflicto desató una especulación inmediata por la volatilidad de mercados financieros en torno a los precios de energéticos, de la que no escaparemos como país, lo cual será por una parte benéfico, por nuestro nivel de exportaciones de hidrocarburos, pero que tendrá efectos negativos por la importación de gasolinas y de gas natural, del cual en este momento dependemos un 70%. Este efecto se acentuará conforme no se alcance una solución pacífica y se restablezcan los mercados, considerando la escalada de precios que por concepto de cereales, gas natural, minerales, metales, petróleo y sus derivados, dejará de exportar Rusia como presión a Europa y al resto del mundo, previsiblemente.
*Diputado federal PRI