Por Christian villalobos
Leo una y otra vez, que si los argentinos son soberbios en el triunfo y los franceses humildes en la derrota o viceversa, que si un mexicano le quiso dar un sombrero de Charro a la selección argentina y estos se burlaron de él. Que si la grandeza obedece a la humildad y mil etc.
Arthur Schopenhauer decía que “solo hay algo peor que la acartonada solemnidad; la falsa naturalidad” y tiene razón, Argentina es campeón del Mundo y aunque Argentina se crea el mundo, ellos no son políticos, no son artistas o ídolos que viven de su imagen solamente, sino lo que hacen con los pies. En mi caso particular, sentirme ofendido porque un argentino desprecio el sombrero, porque un argentino supuestamente pateo una camisa o porque simplemente me caen mal los argentinos, me deja en un evidente falta de autoestima.
En una ocasión escuché que el Rugby y el fútbol eran dos cosas completamente diferentes; el Rugby es un deporte de Bárbaros jugando por caballeros, mientras el fútbol es un deporte de Caballeros jugado por Barbaros. Los futbolistas si son o no sencillos, carismáticos o humildes, eso no les da su grandeza para lo que fueron contratados, yo preferiría 11 soberbios jugando en la cancha defendiendo la selección nacional y ganando, que 11 chiqueados haciendo el ridiculo y llorando cuando pierden. El problema radica cuando todo lo queremos convertir en farándula, pero eso no lo esperen en los argentinos y no se frustren.