Por Christian villalobos
Algo que nos ha enseñado este gobierno, es el uso legítimo de la corrupción para fines personales del titular del ejecutivo. Desde que fue detenido Emilio Lozoya, ex director general de Pemex, y puesto en libertad condicionada a cambio de cumplir con la función de soplón de los principales rivales del presidente, se da por hecho un uso legítimo de la corrupción.
Otro ejemplo, el caso de Alito Moreno, a quien el espionaje orquestado desde el gobierno, y la gran cola que le tenían fue suficiente para doblar al PRI entero en la Cámara de Diputados, y con ello presionar para que saliera la reforma que permitían mantener al ejército en las calles, es decir, perdonar corruptos a cambio de votos en el Legislativo.
En el caso del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, todo parecía que la elección de Tamaulipas se echaría para abajo, ingenuamente creímos que los magistrados de dicho tribunal con independencia actuarían en consecuencia con la evidente intervención del crimen organizado en aquella entidad, nos invade la duda de si la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) algo tuvo que ver, porque parecía que se lograría que se repitieran las elecciones por la falta de certeza en el proceso electoral.
Por eso digo que es falso querer decir que nuestro presidente es honesto y que detesta la corrupción, cuando ha sido su principal arma para desarmar a sus rivales, entonces la corrupción es de ida y vuelta. Por ello enfatizo que se le puede dar el nombre del “uso legítimo de la corrupción”, aunque no es otra cosa más que la vulgar frase de ”El fin justifica los medios”.