Por Aarón Jesús Cevallos Villaseñor
Eres un vestigio de los gobernantes de nuestro país que intentaban sembrar columnas de socialismo en la población más desprotegida, fuiste construida a través de los principios de la revolución francesa y del bien del proletariado, de ahí que tu espina dorsal se edifique en la seguridad social, en la atención médica integral al trabajador, durante años fuiste un bastión para esos gobiernos maltrechos por críticas en despilfarros y acciones de silenciar a la población poco ortodoxos.
El bienestar social que se pregonaba es una prioridad para el gobierno de la nación, durante años construiste tu historia a través de las oportunidades a profesionistas de la salud y ellos a su vez como agradecimiento te hicieron partícipes y protagonistas de sus avances, se acuñaba el orgullo de pertenecer a una institución laboral gubernamental como el IMSS, algunos privilegiados nacimos en tus arcas, siempre orgullosos de un logotipo; un águila arropando con sus alas a una madre dando pecho, dando vida, el significado, aunque pocos lo sepan de manera literaria, era evidente: la patria protegiendo a la nación.
La población de este país creció, y con ello las demandas en atención hacia tus servicios, y ello propició un incremento desmesurado que tus directivos no supieron llevar a buen puerto, aquel barco que se edificaba y marcaba el horizonte en el sector salud empezaba a perder el rumbo.
Dicen que el poder por naturaleza corroe al ser humano y en efecto, muchos de los personajes que tomaron el timón de ti encontraron en tu nobleza arcas llenas de riqueza, de omnipotencia y de nepotismo, y lejos de buscar un puerto para toda su tripulación, la carga laboral fue aumentando y los soldados rasos fueron disminuyendo, y para colmo de males la atención al derechohabiente fue empeorando.
La crítica viene desde tus entrañas, el trabajador con seguridad social siempre tendrá la razón en exigir una mejor y oportuna atención médica para él y sus familiares, y entre elegir demandar un crecimiento de presupuesto, aceptaste rigurosas tutelas de contaduría y comprobación de gastos que solo fueron y siempre han sido falacias, las arcas año con año reciben la misma cantidad de bienes, pero tus soldados rasos cada vez eran más escasos, mal pagados y explotados, pero siempre con el paradigma de ser unos privilegiados por ser servidores públicos de tan magna institución, conozco tu historia desde tus entrañas, al igual que muchos crecí en tus edificaciones augurándome algún día como parte de todo el sistema del que me enorgullecería formar parte, conocí tu realidad, tu sindicato que no es más que una organización laboral que recibe presupuesto de los trabajadores de tu institución mes con mes y ni siquiera es capaz de validar cuentas y transparentar cómo gasta su dinero, cuna de políticos que buscando el voto de un sector de la población laboral engendraban monstruos del mismo molde de nuestra clase política, todo aquel personaje que tuvo algún puesto importante venía de ser un operativo más, pero el sistema ya estaba estipulado y para todos ellos siempre estará primero el bienestar propio que el bienestar social.
Dentro de tu nobleza se puede decir que criaste cuervos y te sacaron los ojos, succionaron de ti toda una vida mientras se jactaban de los logros de sus subordinados aun sabiendo las paupérrimas condiciones laborales.
Hoy en día solo quedan ruinas de la edificación que pregonabas a todos , y dentro de muchos de nosotros a pesar de la nostalgia sabemos que tus pilares han quedado obsoletos ante una sociedad que requiere cada vez más y mejor atención, una sociedad consumidora y capitalista de la cual tus raíces no estaban destinadas y mucho menos preparadas para ello, hoy el águila que protege a la nación está enferma de muerte, sin poder volar por los aires y sin poder aspirar al vuelo, la madre que da pecho se encuentra en deplorables condiciones, raquítica, caquéxica, intenta seguir alimentando a una clase de altos mandos que lejos de compadecerse de la actualidad de quién por tanto tiempo los alimentó, solo buscan sacar el último resquicio de ti, aun cuando perezcas en el intento.
Hoy como niño de cuna IMSS, te deseo desde el fondo de mi corazón y mi raciocinio en amalgama, que tu muerte sea rápida por el bien de todos nosotros, así como aquel familiar que hace tiempo entendió que no hay nada que hacer a su paciente y que lo único que es humanamente posible es evitar que te duela y recibas los cuidados paliativos a nuestro alcance, en adelante pregonaremos tu basta historia y hazañas entendiendo que fuimos partícipes de tu esplendor y de tu caída, algunos pocos trataremos de forjar nuestro camino sin ti, pero nunca olvidaremos nuestros orígenes.
El Instituto Mexicano del Seguro Social será visto en los diarios de la historia como un claro ejemplo de renovarse o morir, aunque sea de mal ejemplo.