Por Gustavo González Godina
Todo se complicó.
Ya lo estaba, pero se complicó más.
Ya le habían hablado fuerte a López Obrador desde el Departamento de Estado, la DEA y la vocería de la Casa Blanca en Estados Unidos reclamándole su inacción contra los cárteles de la droga; ya se había hablado por parte de algunos congresistas de la posibilidad de declarar a los narcotraficantes mexicanos como terroristas, a todo lo cual les contestó el Presidente de México burlándose de sus quejas y en pocas palabras mandándolos al carajo. Muy valiente el hombre, o un inconsciente, como se le quiera ver.
En resumen, ya estaban las cosas mal, pero a unos narcos despistados del Cártel del Golfo se les ocurrió secuestrar por error a cuatro ciudadanos norteamericanos, que vaya usted a saber si serían inocentes palomitas o no, pero el caso es que eso acabó de descomponer la buena relación entre los vecinos.
Procedimiento expedito (o sea que ya no bebe alcohol: ex pedito) y con todo respeto como dice el presidente López Obrador cada vez que va a agredir a alguien: Con todo respeto:
– ¿Andrés Manuel?, ¿cómo está eso de que ahora tus amigos narcos están secuestrando a ciudadanos americanos en Tamaulipas?
– No Joe, permíteme…
– ¡No me llames Joe!, dirígete a mí como “Señor Presidente” o como “Míster Biden” que no somos iguales.
– Bueno Señor Presidente, la costumbre…
– ¡Cállate! y contéstame lo que te pregunté, ¿qué pasó en Matamoros?
– Bueno, no estoy seguro, pero voy a investigar y le informo Señor Presidente…
– ¿En cuánto tiempo?
– Deme una semana Míster Biden…
– Tienes tres días para aclarar lo sucedido, si no quieres que te inunde Tamaulipas con agentes de la DEA, la CIA y el FBI, y si pones algún reparo te atienes a las consecuencias.
Era el sábado 4 de marzo y ya los medios digitales se ocupaban del caso, que había ocurrido un día antes, porque había sido escandaloso, pues un video mostraba cómo los malandros arrojaban a una camioneta a cuatro personas -no se sabía aún si vivas o muertas- como bultos, como perros muertos y se las llevaban con rumbo desconocido…
– ¿Bueno? ¡Américo qué chingaos hiciste!, están los gringos muy enojados…
– Ya me imagino señor, pero ya estamos investigando…
– Pues a ver si te apuras, porque el presidente gringo me dio tres días antes de inundar tu estado con gente de la DEA, la CIA y el FBI para hacerlo ellos. Llámale a quien le tengas que llamar, pero tenemos que localizar a esos pinches gringos.
Era sábado. Hasta el domingo localizó Américo al jefe de plaza del Cártel del Golfo, después de que el del Cártel del Noreste (los antiguos Zetas) le juraron y perjuraron que ellos no habían sido.
– ¿Bueno? ¡Óyeme cabrísimo grandón!, que fueron tus escorpiones los que se llevaron a cuatro gringos de Matamoros…
– Perdone jefe, es que los confundimos con narcos haitianos y pensamos en darles un escarmiento para que no se anden metiendo en lo sembrado…
– ¿Y dónde los tienen?, me habló el patrón muy enojado, que ya se lo traga el tal Biden, le tengo que informar algo concreto mañana, si no vamos a valer v… todos ustedes y de paso yo.
– Descuide jefe, para mañana se los tengo listos.
El lunes 6 de marzo:
-Bueno ¿jefe?, digo, ¿señor gobernador? Ya está, los tienen en El Lagunón, en la casita cuadrada donde tuvimos a los marinos, ¿se acuerda?
– Pues ya hubieras ido por ellos, ¿qué esperas? ¡Ah cómo serán pendejos!, están viendo la tempestad y no se hincan…
– Ya ordené que los traigan Señor, nomás que…
– ¿Nomás que qué pendejo?
– Pues es que… es que dos de ellos ya marcharon, se peinaron de raya en medio pues, no aguantaron los madrazos y ya valieron… y otro está herido y no se ve bien.
– ¡Me lleva! Igual entréguenselos a la Fiscalía como estén. Y ponme a alguien, porque eso no se puede quedar así.
Ya con los muertos y herida en poder del gobierno de Tamaulipas, más la mujer a la que no le pasó nada, muy temprano el martes le llamó Américo a su jefe, interrumpiendo la Mañanera: “Señor, ya localizamos a los secuestrados, dos perdieron la vida, uno está herido y la otra está bien. Estamos investigando, más tarde le informo de los avances. Y efectivamente, más tarde se informó que ya había una persona detenida. “Ponme a alguien” le había dicho Américo al jefe del grupo Escorpión, y por lo pronto ahí estaba alguien.
Y no sólo le puso a alguien, dos días después el CG dejó una carta junto a cinco pelados maniatados tirados boca abajo en una banqueta (en el mismo lugar del secuestro), pidiendo disculpas a los tamaulipecos y a los gringos y diciendo que esos eran los culpables y que habían actuado por su cuenta, que debían de ser castigados. Vaya que esturo duro el apretón de tuercas del gobierno americano al mexicano, como para que ahora los propios cárteles, a las órdenes de ya sabes quién, aclaren los secuestros y asesinatos.
Procedimiento expedito. A los mexicanos secuestrados y desaparecidos ni quien los busque, a quién le importan. A sus familiares tal vez, pero no son parientes de Míster Biden, que se jodan.
Esto complicó y va a complicar más las cosas, no para México, sino para el Presidente y la familia presidencial, y para algunos de sus amigos. Preguntan los morenos cómo es que el ex presidente Calderón no se dio cuenta de lo de Genaro García Luna, lo que no preguntan es cómo no se dieron cuenta de lo mismo el jefe de éste, que era Gertz Manero, y su secretario particular Alfonso Durazo, ahora Fiscal General de la República el primero, y gobernador de Sonora el segundo. Curioso ¿no?, que ni el jefe ni el secretario particular se enteraron de nada, y que ni les interesa a las huestes de Morena saber si se enteraron o no.
Y a propósito de Morena, su presidente Mario Delgado es otro de los que deben estar preocupados por lo que pudieran hacer los gringos al terminar el sexenio, más el señor Presidente y sus hijos, además de Monreal, Ebrard y Chencho Medallas. Los carniceros de hoy serán las reses del mañana.
Aguante Piña
Las amenazas de muerte contra la ministra presidente de la SCJN, Norma Piña, inspiradas en las injurias que recibe cada mañana desde el Palacio Nacional, lo único que van a lograr es que la Corte eche abajo más pronto el Plan B de la Reforma Electoral, si la Señora es valiente y no se amedrenta, que creo que es el caso. Por lo pronto está recibiendo el apoyo hasta de las feministas, y de todo México. No se raje señora Ministra, no pasa nada, perro que ladra (aunque ladre todas las mañanas) no muerde.