Por Gustavo González Godina
Platicando hace días con un amigo priista, o ex priista más bien porque actualmente no quiere saber nada de ningún partido político, me dijo que todo lo que está pasando en México actualmente, lo que ha pasado en los últimos cuatro años, en los que AMLO se ha empeñado en destruir al país, es culpa del PRI.
López Obrador -dice- llegó al poder porque el pueblo de México estaba harto de tanta corrupción y tanta robadera, de tanta porquería que hicieron los priistas desde siempre, pero especialmente en el último sexenio de Enrique Peña Nieto, cuando finalmente el pueblo se enteró -al haber más medios de comunicación de todo tipo- de las tropelías sin freno que cometieron los priistas.
Y no nada más por eso, el PRI le entregó el poder a López Obrador deliberadamente porque el pueblo no votaría más por ese partido. Por órdenes de Peña Nieto (y éste por órdenes de Carlos Salinas de Gortari), priistas de todo el país votaron por Morena, con un pacto de por medio, de no encarcelar Amlo a Peña Nieto ni a ninguno de sus más cercanos colaboradores. El más cercano, Luis Videgaray está en Israel, país con el que México no tiene un tratado de extradición, donde se encuentra también Tomás Zerón, ex jefe de la Agencia de Investigación Criminal en los días de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa; donde está también el escritor Andrés Roemer, abusador y violador de mujeres en México. Todos los judíos a los que se persigue en México por algún delito, se van a refugiar a Israel porque saben que este país protege a los de su sangre.
Mi amigo el ex priista sabe de lo que habla, conoció las entrañas de su partido, fue delegado del CEN en diferentes partes de la República y trató muy de cerca a personajes como Beatriz Paredes, uno (¿o una?) de los personajes que hoy se apuntan para la candidatura a la Presidencia de la República en 2024, como si el PRI tuviera alguna posibilidad de volver a ganar en este país… Por lo menos no en la próxima elección presidencial, y pienso que nunca más.
El PRI pues levantó a este país y lo volvió a hundir. Tras la revolución, el comunista y perseguidor de la iglesia Católica Plutarco Elías Calles tuvo el acierto de fundar en 1929 el PRI con el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR), refundado luego por Lázaro Cárdenas con el nombre de Partido de la Revolución Mexicana (PRM), hasta llegar a ser el Partido Revolucionario Institucional (PRI) con Manuel Ávila Camacho. Esto permitió aglutinar a todas las corrientes de la Revolución Mexicana, cuando cada general andaba por su lado levantándose en armas y peleando para derrocar a quien ocupara el poder.
Unido y disciplinado, el PRI logró mantenerse en el poder convirtiéndose así en la dictadura perfecta como le llamó Mario Vargas Llosa, y no sólo eso, logró estabilidad y progreso para el país, construyendo sus sucesivos gobiernos escuelas, carreteras, hospitales y toda la infraestructura que actualmente tenemos. Pero, así como logró el PRI el progreso del país, consiguió volverlo a hundir en el caos al entregarle el poder a Andrés Manuel López Obrador.
Y todavía no terminan (de hundir al país), Morena y el PRI son lo mismo. Llegó a la dirigencia nacional, apoyado por AMLO un tal Alejandro “Amlito” Morena Cárdenas, para romper la alianza que habían hecho PRI, PAN y PRD para las elecciones del 2021, y con su apoyo en el Congreso el PRIMor aprobó la militarización del país poniendo en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional a la Guardia Nacional -la cual, según la Constitución debe estar bajo un mando civil, pero dice López Obrador que no le vengan a Él con que la ley es la ley- y posteriormente ampliar de 5 a 9 años la estancia de las Fuerzas Armadas en las calles haciendo labores de seguridad pública, del 2024 al 2028. Fue una diputada priista la que presentó esta iniciativa, que aprobaron Morena y algunos senadores y diputados del PRI amenazados con meterlos a la cárcel por ladrones. Como todos tienen una larga cola que les pisen, empezando por Amlito y los Moreira, pues fue fácil convencerlos de hacer lo que el Presidente de la República quería.
Pero la traición -repito- aún no termina. El secretario de Gobernación Adán Augusto López anunció ya que ahora que el PRI está tan de modo y amable para servirle al presidente Andrés Manuel López Obrador, van a ir de nuevo por la Reforma Eléctrica, que ya fue rechazada en el Congreso, y de un vez por la Reforma Electoral para hacer a un lado al INE y que sea Gobernación quien cuente los votos, como antes, cuando la dictadura perfecta, cuando los fraudes electorales cada tres y cada seis años, como cuando gobernaba el PRI que cambió de nombre y ahora se llama Morena.
Alejandro “Amlito” Morena Cárdenas dice que no, que la alianza Va por México, que le quitó a Morena la mayoría calificada en la Cámara de Diputados sigue, que el PRI no permitirá ni que se reintente la Reforma Eléctrica, ni mucho menos una Reforma Electoral que dañe al INE. Peeeero… lo que digan los traidores como el dirigente nacional del PRI y el líder de la bancada priista en la Cámara de Diputados Rubén Moreira, ya no se les puede creer, no son de fiar, están amenazados con pisarles la enorme cola que arrastran y con meterlos a la cárcel. Yo por lo menos no creo que se vayan a oponer a los planes de López Obrador de destruir al INE. El PRI, como la materia, no se crea ni se destruye, sólo se transforma: PNR-PRM-PRI-MORENA. Como dijo el Santo Job de su Creador, nomás que al revés: Dios nos lo dio, Dios nos lo quitó, Bendito sea su Santo Nombre. Este país el PRI nos lo dio, el PRI nos lo quitó. Maldito sea su diabólico nombre.
Cuando era yo muy joven y comenzaba en el periodismo, en 1979 si mal no recuerdo, trabajando en el Diario de Veracruz, nombraron presidente del Comité Municipal del PRI a un amigo que se llamaba (se llama) Raúl Ramos Vicarte, que me pidió que le ayudara con la cartera de Prensa y Propaganda de su Comité. Le dije que no, que yo no servía para eso. “Ándale, ayúdame, nomás para llenar ese cargo”. No -le dije-, yo no nací parar eso. “Por favor”. No, y fue no. Así quedó, y días después me mandó a las oficinas del periódico mi credencial de Secretario de Prensa y Propaganda del Comité Directivo Municipal del PRI en el Puerto de Veracruz. La guardé, la arrumbé más bien y no quise volver a saber más del asunto.
Después de eso mi amigo Raúl (aún es mi amigo) fue alcalde de Boca del Río, el municipio más importante económicamente del estado de Veracruz, luego fue diputado local, luego federal, luego dirigente estatal del partido… y hasta entonces me arrepentí, pensé “si hubiera aceptado yo su invitación, me le hubiera pegado y ya hubiera sido yo por lo menos diputado federal o senador, y estaría hinchado de dinero de tanto robar… Pero no, mi papá me enseñó a trabajar y a no tomar un centavo que no fuera mío”. ¡Ah qué mi papá! Qué bueno, porque por estas fechas me sentiría yo avergonzado de haber militando en el PRI, partido de ladrones y de traidores que están hundiendo al país ahora como Morena y junto con Morena. Tampoco quise militar en el PAN, en el que en cambio sí militaba mi padre, lo que le reclamé en alguna ocasión, ni en ningún otro partido, aunque mi amigo el Tabasco me llame a veces “panadero” porque no apoyo a la 4-T como sus Testículos de Pejehová.
