Opinión

50 años con un trauma espantoso

SUMARIO

Por Gustavo González Godina

Dije en mis Redes Sociales que no me merece ningún comentario (opinión) el suicidio del dueño de la Universidad de Guadalajara y es verdad, este fallecimiento ni lo lamento ni lo celebro, si su alma descansa en paz, qué bien, Dios es misericordia infinita, y si no, pues… también es justo.

Pero eso no significa que no pueda yo recordar un poco la historia de este controvertido personaje. Un poco de historia nunca viene mal y a veces ayuda a comprender hechos o acontecimientos que de otra manera no entiende uno por qué se dieron así. Detentar el poder durante 34 años en una institución tan importante como la Universidad de Guadalajara no es cosa fácil y Raúl Padilla López lo logró, para bien o para mal, lo dejó hasta que quiso y eligió incluso el día de su muerte.

Un informe de la Dirección Federal de Seguridad fechado el día 28 de diciembre de 1972 en Guadalajara dice: “A las 17:00 horas de ayer, en su oficina particular sita en la Avenida Vallarta No. 1286 despacho 203 de esta ciudad, se suicidó el conocido político Lic. Raúl Padilla Gutiérrez, disparándose una pistola calibre 0.45 en la en la sien derecha. Al ocurrir esto, se encontraban presentes su hijo RAUL PADILLA LOPEZ, de 18 años de edad y su amigo el  Ing. Salvador Martínez Jáuregui, coincidiendo ambos al expresar  que antes de ocurrir este suceso, el occiso comentó con ellos que se encontraba muy deprimido por la situación económica, moral y familiar por la que atravesaba, ya que últimamente le había ido muy mal en los negocios, en la política (no logró ser candidato a gobernador) y hasta en la vida privada, puesto que tenía 3 meses de haberse divorciado de su esposa, enfatizando que no contaba ya con amigos porque nadie había acudido a felicitarlo con motivo de la Navidad. Que de pronto el Lic. Padilla Gutiérrez sacó una pistola que guardaba en su escritorio, y dirigiéndose a su hijo y a su amigo les manifestó: ‘Los muertos no necesitan amigos ni tienen drogas’ y antes que pudieran evitarlo se llevó la pistola a la sien disparándose un proyectil que le causó la muerte instantánea, saliendo la bala por el lado izquierdo de la cabeza para irse a incrustar en una de las puertas del despacho. Como consecuencia de lo anterior, PADILLA LOPEZ sufrió una crisis nerviosa y fue así como lo encontraron todavía el personal del Ministerio Público y de la Cruz Verde que acudieron al lugar de los hechos, en tanto que el Ing. Salvador Martínez trataba de consolarlo”.

Termina el informe de la DFS narrando cómo fue encontrado el cuerpo del licenciado Padilla Gutiérrez según el acta levantada por el Ministerio Público, “con la cabeza sobre su escritorio y el arma de referencia sostenida con su mano derecha, sobre la pierna del mismo lado”. También precisa que se apreció en la herida un tatuaje de pólvora, y que la prueba de la parafina le resultó positiva en la mano derecha. Como para ratificar que se trató de un suicidio.

Cincuenta años y tres meses después, el imaginar la escena descrita me causa un gran impacto. Y más aún el saber que el político, originario de Tepatitlán, se causó la muerte en presencia de su hijo Raúl Padilla López. No puedo ni siquiera imaginar el impacto tan terrible, espantoso, que causó en aquel joven de 18 años, y el trauma que le dejó para el resto de su vida, que terminó igual hace dos días, este domingo, en su domicilio de Guadalajara. Eso podría explicar muchas cosas… Imagino que, en los días siguientes, semanas y meses, el ex rector de la Universidad de Guadalajara no dejó de pensar en lo último que dijo su padre, “que se encontraba muy deprimido por la situación económica, moral y familiar por la que atravesaba, ya que últimamente le había ido muy mal en los negocios, en la política y hasta en la vida privada”, y que en esos terribles momentos el ex Rector planeó el resto de su vida.

De la historia de Raúl Padilla López estoy al tanto porque me tocó vivir la época tan violenta que protagonizaron en Guadalajara los grupos que se disputaban el control de la Universidad, desde la FEG (Federación de Estudiantes de Guadalajara), el FER (Frente Estudiantil Revolucionario), el más gangsteril de todos que lideraba Carlos Morales García el llamado Pelacuas, la posterior Liga Comunista 23 de Septiembre en que se convirtió el FER, cuya lucha fue más bien contra el gobierno, y la interminable lista de líderes, porros y pistoleros cuyos enfrentamientos mantuvieron a la sociedad tapatía en constante zozobra.

El origen de todo fue la FEG, fundada en 1948 para reemplazar al FESO (Frente de Estudiantes Socialistas de Occidente) que había creado el gobernador José Guadalupe Zuno. La fundación estuvo a cargo de Carlos Ramírez Ladewuig, de Raúl Padilla Gutiérrez y de otros dos. Carlos Ramírez -hijo del revolucionario Margarito Ramírez, gobernador de Jalisco y del territorio de Quintana Roo- fue el primer jefe de jefes en la Universidad de Guadalajara durante 24 años a partir de 1953, Él impuso como presidentes de la FEG a Gustavo Naranjo, José Luis Lamadrid, José Guadalupe Zuno Arce (hijo del ex gobernador y futuro cuñado del que sería presidente de la República Luis Echeverría Álvarez), Genaro Cornejo, Adalberto Gómez Rodríguez, Ignacio Mora Luna, Hermenegildo Romo García, Enrique Zambrano Villa, Enrique Alfaro Anguiano (padre del actual gobernador de Jalisco Enrique Alfaro Ramírez), Fernando Medina Lúa (quien murió a balazos en uno de tantos enfrentamientos entre la FEG y el FER), Guillermo Gómez Reyes, José Manuel Correa Seceña y Félix Flores Gómez, esto según una publicación del periodista Pedro Mellado que se especializó en el tema.

El cacicazgo de Carlos Ramírez Ladewig terminó hasta que lo mataron a balazos en 1975, hasta la fecha no se sabe quién, en la Universidad creen que fue el gobierno de Luis Echeverría, aunque la FEG ayudó al gobierno de Díaz Ordaz a contener el Movimiento Estudiantil del 68, y la prensa ubicó como posibles asesinos a los guerrilleros del FRAP (Frente Revolucionario Armado del Pueblo)… el caso es que le heredó el poder a su hermano Álvaro, el Segundo Jefe de Jefes, quien lo ejerció durante 14 años, imponiendo como presidentes de la FEG a Raúl Padilla López (quien terminaría desplazándolo cuando llegó a la Rectoría), a Horacio García Pérez, Gilberto Parra Rodríguez, José Trinidad Padilla López (hermano del hoy occiso Raúl), Tonatihú Bravo Padilla (primo de los anteriores), Octavio Ramos y Mayo Ramírez (sobrino de Carlos Ramírez Ladewig e hijo de Álvaro Ramírez), enlistados así por el notable periodista Pedro Mellado.

En 1989 llegó Raúl Padilla López a la Rectoría (impulsado por Álvaro Ramírez) y desplazó a su promotor y padrino, para lo cual el Tercer Jefe de Jefes ordenó en 1991 la desaparición de la FEG y la creación de la FEU (Federación de Estudiantes Universitarios), en la que impuso a los 11 presidentes que ha tenido. Padilla López además de ser considerado el dueño de la Universidad de Guadalajara y de la Feria Internacional del Libro, intentó ser candidato a gobernador, fue el dueño del PRD en Jalisco y en 2021 fundó el partido local Hagamos ($), lo que provocó el rompimiento definitivo con Enrique Alfaro, el primer gobernador de Jalisco al que no pudo doblegar en sus 34 años de dominio en la Universidad.

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