· Según Él se quiere convertir para confundir a la población
“Estoy pensando en convertirme al judaísmo y aspiro a llegar a ser el primer presidente judío de la historia argentina”. La frase de Javier Milei, pronunciada hace dos años en su búnker, sonó a ironía entre quienes colaboraban en la campaña del economista libertario que entonces aspiraba a una banca en la Cámara de Diputados; y la atribuyeron al sarcasmo que el dirigente de cuna católica suele manejar. Nada más alejado de la realidad.
Charlas privadas con un rabino sobre los preceptos de esta religión abrahámica, hicieron que Milei integrara a su maestro al equipo de colaboradores, tanto como consejero espiritual como asesor en temas no exclusivamente inherentes a la fe judía. El elegido fue Axel Wahnish, integrante del rabinato de la Comunidad Marroquí Judeo Argentina (Acilba), quien instruye al referente de La Libertad Avanza en las enseñanzas de la Torá desde el centro religioso de la calle Borges, en el barrio porteño de Palermo Soho.
Aquella primera experiencia religiosa de 2021 tiene ahora otra dimensión: lectura diaria de pasajes del libro sagrado del judaísmo que Wahnish le manda a su teléfono celular, además de la sugerencia de temas de conversación que Milei debe matizar con momentos de silencio, de reflexión y de estudio del texto que contiene la ley y el patrimonio identitario del pueblo judío.
Carlos Maslatón, el militante libertario que profesa la misma fe y que tomó distancia de la prédica de Milei tras acusarlo de ser “un farsante” de la política, también hizo oportunamente una contribución religiosa al regalarle el libro Historia de los judíos de Paul Johnson.
De pelos, conversiones y trabas
Pese a los roces que el economista ha tenido con la dirigencia comunitaria por dichos ofensivos hacia quienes profesan la fe de Abraham, Milei insistió -también para sorpresa de quienes armaban su campaña- en pedirle al rabino que lo guíe en el camino de la “conversión” al judaísmo. Se trata de un proceso largo que a priori tiene trabas religiosas y legales, y que podían poner en riesgo su carrera política, dado que debería hacer un cambio radical en sus hábitos de vida y hasta cambiar su discurso en algunos temas para seguir las verdades de fe de esa creencia.
“Parece jalado de los pelos que quiera convertirse al judaísmo, pero en Milei todo es raro y tiene un tema con el pelo”, dijo a Letra P con cierta mordacidad un referente rabínico perteneciente a una comunidad distinta a la que asesora al economista, y también puntualizó: “Milei tiene que entender que, en el caso de que se convirtiera y llegara a la Presidencia, no va a poder encabezar reuniones de gabinete ni actos proselitistas en shabat; que si está casado con una mujer no judía, deberá divorciarse de inmediato; que deberá comer comida kosher y cambiar todo su estilo de vida”.
“Una cosa en ser judío por tradición familiar, en el que debe cumplir unos pocos preceptos; y otra muy distinta es ser judío converso, que por convicción abraza la fe y debe estar bajo el yugo de 613 preceptos. Una persona no puede convertirse al judaísmo por utilidad o de forma simbólica”, diferenció el religioso consultado. A modo de ejemplo de los primeros, puso el caso del funcionario porteño Waldo Wolff (Juntos por el Cambio), quien por su condición votó leyes contrarias a las normas de fe en su paso por Diputados. Entre los segundos, citó a Sergio Bergman, pero haciendo la salvedad de que el exministro macrista es un rabino de una corriente judía progresista.
Un abogado judío recordó, además, que desde principios del siglo XX están prohibidas las conversiones en la Argentina; aunque advirtió que se recurre a ciertos artilugios legales como realizar cursos locales y después terminar el proceso en el exterior, especialmente en Estados Unidos. No obstante -reiteró- “no son válidos para la ley judía”. En los últimos años, una de las pocas personas que se declaraba públicamente “conversa” al judaísmo era el politólogo Carlos Escudé, fallecido en 2021.