Por Gabriela González Ontiveros
Esta semana volví a llegar a la misma conclusión a la que siempre llego cada vez que se arma un pleito en las redes sociales por alguna publicación que hicimos en el 7 días, que, con pesar para algunos, seguimos siendo los líderes en Tepatitlán en cuanto a medios de comunicación, nos pueden odiar, mentar madres o decirnos si quieren hasta un gusto culposo, pero pues igual el final es el mismo, todos leen el 7 días. ¿Por qué?, pues porque nuestro trabajo nos ha costado llegar a donde llegamos.
Hace 25, 26 en este año, que estamos en estos andares, primero en impreso, luego tuvimos que entrarle a lo digital y sí, ha sido difícil pero no nos hemos rajado, tenemos amigos, fieles seguidores y gente a la que le caemos muy mal, y en esta época de campañas, les caímos mal de acuerdo al día o la publicación que hacíamos.
La última fue la de una encuesta que hizo a la ciudad arder, ¡nombre! traían un pleitazo entre miembros de un partido y otro, y pues yo nomás por acá, no podía decir que estaba viendo por completo los toros desde la barrera, porque mi celular sonó muchas veces, tanto que ya deseaba que fuera hora de dormir y descansar.
Si les soy honesta, no leemos todos los comentarios, pero sí nos llegaron dos que nos llamaron la atención, uno fue de Marco Antonio Isaac, secretario con licencia que está en la planilla de Miguel Ángel, y que andaba bien enojado con el 7 días, bueno, enojado es poco, pero no lo estaba tanto como la señora Carmen Leticia de la Mora de Anda, directora de Arte y Cultura, mejor conocida como Lety de la Mora, a ella creo que sí le dio el soponcio y lo peor es que le dio en horario de trabajo, porque fue la hora en la que nos puso como lazo de cochino, entre todas las cosas que nos dijo, es que nos degradamos y que perdimos nuestro prestigio, pero eso sí, remató con un ¡Que siga Miguel Ángel!
Señora Lety de la Mora, lamento mucho que se sienta de esa forma con el 7 días, medio en el que usted colaboró por varios años en sus principios, recuerdo que yo capturaba en la computadora la hojita escrita a mano por usted y que nos llevaba en persona los jueves en la noche, justo cuando era el cierre de edición, siempre fue muy amable con nosotros y no entiendo por qué, pero desde que entró a la política como que ya no nos quiso tanto, no sé por qué. En fin, aunque le caigamos tan mal ahora, le deseo que le vaya muy bien en la vida y no sé, si se anima, y cuando me vea, porque seguro nos vamos a seguir viendo, me externe lo que siente en persona para que se desahogue.
Pero bueno, lo importante es que gracias a Dios se acabaron las campañas, qué chinga fue, la verdad sí me divertí, pero en otras ocasiones no tanto, fue francamente agotador y es que nos tocó de todo, desde candidatos que se creían que merecían pleitesía al verlos pasar en su desfile de caballos, aunque no supieran hilar dos frases seguidas, a candidatos que pensábamos eran mamilas y que en persona era a toda madre, y candidatos que ya sabíamos que sí eran buena onda y hasta daba gusto verlos.
Pero lo más difícil era tratar con la afición, los fanáticos o lo que en política se llama “simpatizantes”, ¡ah que dolor de cabeza!, se aferran tanto a un partido político que no entiendo el por qué, si los candidatos pasan de un partido a otro, hacen alianzas, son compas cuando se bajan del templete, y ustedes acá rasgándose las vestiduras y peleándose con nosotros que, porque según no opinábamos igual que ustedes, pero bueno, cada quién sus traumas.
Como sea, se acabó el tiempo, finalmente las elecciones han llegado, mañana échense todos a correr a las urnas, vote usted por quien quiera, pero vote, no le deje la decisión del rumbo del país al vecino, ¿o qué?, a poco deja que le escojan la ropa, el carro que va a manejar, el programa en la tele que va a ver, ¿no verdad? entonces échele, no sea flojo, no sea valemadrista, vaya a votar que este país se está derrumbando y luego si se derrumba y no votó, pues ni cómo quejarse.
A estas alturas del partido usted ya decidió por quién va a votar, bueno, se supone, entonces vaya temprano a su casilla para que no le agarre el solazo, porque las urnas se cierran a las 6 de la tarde y ya para ese entonces acá en el 7 días vamos a andar en chinga otra vez, pero ya es el último estirón, todo sea por llevar la información a los habitantes y así dar buenas o malas noticias, según como cada persona lo tome. ¡Vámonos a votar, que el mundo se nos puede acabar!