Con paso firme y el corazón lleno de fe, más de 9 mil peregrinos recorrieron el trayecto desde Guadalajara hasta Tepatitlán para participar en la edición número 57 de la tradicional Peregrinación a Pie en honor al Señor de la Misericordia, una de las expresiones religiosas más significativas de la región.
Durante tres días, hombres, mujeres, jóvenes, familias enteras y personas mayores caminaron por carreteras, caminos rurales y poblados, soportando el sol, el viento y el cansancio, pero sostenidos por una motivación común: agradecer, pedir o simplemente acompañar la imagen que desde hace décadas moviliza a miles.
Las jornadas comenzaron al amanecer, con rezos y cantos marcando el ritmo de la caminata. A lo largo del camino, los peregrinos recibieron el apoyo de voluntarios y familias que ofrecieron agua, comida y palabras de aliento, en una muestra de comunidad y hospitalidad que también forma parte del carácter de esta peregrinación.
El arribo a Tepatitlán fue emotivo. Las campanas repicaron, los aplausos no faltaron y muchos rompieron en llanto al llegar frente al altar del Señor de la Misericordia, como culminación de una promesa cumplida o de una petición por venir. Antes, los fieles peregrinos asistieron a una misa en su honor en la explanada del templo de San Tranquilino Ubiarco.
Esta manifestación de fe no solo movilizó a quienes caminaron el trayecto completo, sino también a decenas de tepatitlenses que salieron a recibirlos, ofreciendo alimento, hospedaje o simplemente un gesto de bienvenida. La ciudad volvió a vivir uno de sus momentos más entrañables del año, con una peregrinación que sigue creciendo en número, pero sobre todo, en significado.
Y salió el Señor
La tarde del sábado 27 de abril, inició el primero de los tres recorridos solemnes de la venerada imagen, acompañado por diez carros alegóricos y miles de fieles. Ese día, el Señor de la Misericordia fue llevado en procesión desde su santuario hasta la parroquia de San Francisco de Asís. En los días siguientes, visitó también los templos del Cerrito de la Cruz, Sagrada Familia, Cristo Rey y Espíritu Santo. El martes 29 por la tarde, la imagen regresó a su santuario, cerrando así uno de los actos más esperados de estas celebraciones.
Durante las noches, el centro de la ciudad se llenó de luces y color con los castillos de juegos pirotécnicos. Especialmente el sábado 27 por la noche, alrededor de 6 mil personas se congregaron para presenciar el espectáculo, que marcó uno de los momentos más concurridos y festivos de estas fiestas patronales.
Tepatitlán volvió a vivir con intensidad su fe, su tradición y su identidad, en una celebración que año con año convoca, une y conmueve a toda la comunidad.