Tepatitlán de Morelos, Jal.-La madrugada de este lunes se tiñó de luto para la comunidad deportiva de Tepatitlán, tras confirmarse el fallecimiento de Diana Rodríguez y Marcela Castro, dos jóvenes futbolistas ampliamente reconocidas en el municipio. Las víctimas, inseparables hasta el último día de sus vidas, perdieron la vida en un trágico accidente automovilístico.
El siniestro ocurrió sobre la autopista Federal 80D, a la altura del kilómetro 49+800, en dirección de norte a sur, en territorio tepatitlense.
De acuerdo con los primeros reportes, el vehículo en el que viajaban las jóvenes salió de la cinta asfáltica y cayó a un barranco, quedando a unos 500 metros de la carretera.
Presuntamente, una ponchadura de llanta habría provocado la pérdida de control del automóvil.
Ambas ocupantes fueron expulsadas del vehículo durante el impacto. Paramédicos de la autopista llegaron al lugar minutos después y confirmaron que las dos jóvenes habían fallecido de manera instantánea.
Al sitio acudieron también elementos de Protección Civil y Bomberos de Tepatitlán, quienes realizaron las labores de rescate de los cuerpos. Posteriormente, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses se encargó del levantamiento y traslado, y más tarde entregó los restos a sus familiares.
La Guardia Nacional, la Policía de Investigación y personal de peritajes también estuvieron presentes en la escena, con el objetivo de esclarecer las causas del accidente.
La noticia ha causado una profunda conmoción entre amigos, familiares y miembros del sector deportivo local, quienes recuerdan a Diana y Marcela no solo por su talento en la cancha, sino también por su carisma y amistad inquebrantable.
Ambas jóvenes del club deportivo Unión Tepa, formaban este año parte del selectivo femenil de San Juan de los Lagos para competir en la Copa Jalisco, y habían sido convocadas para disputar un partido amistoso entre los equipos de San Juan y Poncitlán, al cual habían asistido este domingo y venían de regreso a su casa, en Tepatitán. Lamentablemente, la felicidad cambió de un minuto a otro y lo que debía ser una jornada de alegría terminó en una irreparable tragedia.