+ Catalogada como el único Barrio Mágico en Jalisco
La Colonia Americana ubicada en Guadalajara, se ha convertido en el primer punto en Jalisco en recibir la distinción de Barrio Mágico, otorgada por la Secretaría de Turismo del Gobierno de México.
La Secretaría de Turismo de Jalisco logró que la Colonia Americana se incorporara al programa “Barrios Mágicos” de la Secretaría de Turismo federal, el cual distingue a lugares emblemáticos ubicados en ciudades capitales o puntos del interior del país, reconociendo su valor turístico, histórico y cultural.
El distintivo existe desde septiembre de 2022 y busca impulsar que los Barrios Mágicos reciban más visitantes.
Esta Colonia también fue nombrada en octubre de 2022 por la revista británica Time Out como “El barrio más cool del mundo”, de un listado de 51 lugares. En aquella ocasión la revista la describió como una mezcla de mansiones art decó y neoclásicas con casas ocupadas por artistas y almacenes que albergan algunos de los mejores locales de música de la ciudad.
En el acto, realizado en el Centro Internacional de Convenciones de Puerto Vallarta, también recibieron la actualización de su respectivo nombramiento como Pueblo Mágico: Tapalpa, Tequila, Mazamitla, Tlaquepaque, Mascota, Talpa de Allende, San Sebastián del Oeste, Lagos de Moreno y Ajijic.
Al día de hoy, la Sectur ha nombrado 177 Pueblos Mágicos y 34 Barrios Mágicos; La Colonia Americana es el único en Jalisco en tener esa distinción.
Al ser Barrio Mágico, la Americana puede recibir apoyos como pintura de fachadas, a través del programa Rutas Mágicas de Color, en el que la Sectur y vecinos pagan 50 y 50 por ciento el costo de pintar fachadas, o para realizar murales artísticos; además de apoyos en promoción y capacitación por parte de la dependencia federal.
La Colonia Americana nació a principios del siglo 20, rompió con los modelos de la época que aglutinaba sus viviendas en el Primer Cuadro con casas de inspiración colonial, para salir de la cuadrícula histórica y construir fincas tipo chalet de inspiraciones europeas, con amplios jardines y terrazas con la idea de un ordenamiento urbano, que incluía servicios sanitarios y energía eléctrica.
En las primeras décadas del siglo pasado, en las calles arboladas de la Americana se construyeron, en extensos terrenos, además, fincas e inmuebles de estilos tan diversos como el ecléctico, el neoclásico y el neobarroco, con vecinos europeos, estadounidenses y tapatíos, que mantuvieron una dinámica social constante hasta la década de los 70.
A partir de esa época, muchas familias decidieron abandonar la zona. Dejaron las grandes fincas, las rentaron o vendieron porque no podían costear el mantenimiento, además en ese tiempo empezaron a proliferar desarrollos hacia las periferias de la Ciudad, resalta el arquitecto, investigador y académico de la Escuela Superior de Arquitectura (Esarq), Óscar Núñez.
La Colonia empezó a reactivarse en los primeros años del nuevo milenio. A partir de una tendencia internacional, de volver a habitar las zonas céntricas de las ciudades, algunos desarrolladores e inversionistas reconvirtieron las enormes fincas y chalets en casas más pequeñas, empezaron a llegar oficinas, bares, cafés, restaurantes y establecimientos que privilegiaban y recuperaban ingredientes, materiales regionales, es decir el concepto de lo local, que incluía a estudios y talleres de artistas y diseñadores tapatíos.