Le cuento. Hace tres días (escribo esto el último día de mayo) nos reunimos en un rancho un grupo de dos familias -unas 15 personas en total- para convivir compartiendo una carne asada, chorizo, quesadillas, botana, cervezas, tequila y refrescos, mientras se llegaba la hora de ver la final del fútbol mexicano entre Chivas y Tugres.
Casi todos éramos chivas, por supuesto -pero no fanáticos- el único que no, era un joven que curiosamente era el único fanático, pero no de las Chivas ni de ningún otro equipo de fútbol, sino de Andrés Manuel Lopez Obrador. Y bueno, un señor de edad avanzada pero no muy viejo, que no entiende nada de nada en lo que al fútbol se refiere, pero que también es fanático de AMLO.
Platicamos agusto de todo, especialmente los hombres que creemos saber de todo y tener experiencia en todo, sobre todo los viejos como el de la voz, hasta que inevitablemente (por lo mismo de la edad) surgió el tema de la falta de medicinas en el IMSS, y por consiguiente el del actual gobierno federal de Morena. ¡No no no! Se armó la de Dios es Cristo, aquello se volvió una cena de negros y casi terminó como el Rosario de Amozoc.
Y conste que se los advertí casi desde el principio, les dije: Miren, mejor no toquemos ese tema (ya sabía yo de los dos fanáticos), porque es de todos sabido que Morena no es un partido político, es una secta religiosa en la que la palabra de López es dogma de fe, y contra los dogmas de fe no hay nada que hacer, hay que creer en ellos y punto.
Eran como las 19:30, empezaba a obscurecer y pensé “si ahorita aparece AMLO en la televisión desde la ciudad de México y dice que son las 12 del día y que hay un sol esplendoroso, para los de la secta es un día soleado, no ha obscurecido, porque así lo dice López Obrador y hay que creerle”. Solo lo pensé, no se los dije porque ya se había armado un San Quintin con la pura mención de la secta religiosa.
Arrebatándome la palabra para no soltarla durante la siguiente media hora, el amlover de más edad empezó su perorata diciendo que no entendía cómo después de 80 años de saqueo de los gobiernos priistas y panistas, hubiera alguien que los defendiera (nadie los estaba defendiendo pero en fin) y que ahora que por fin había llegado al gobierno un hombre que estaba consiguiendo progresos para el país…
– ¿cuáles progresos? -lo interrumpí.
– Espere, déjeme hablar. Un hombre que se preocupa por los pobres y por la justicia, que les quitó sus pensiones millonarias a los ladrones que gobernaron antes, que ha traído beneficios para el país…
– ¿Como cuáles?, dígame uno.
– Espere, no ne interrumpa. Un hombre bueno que no permite la corrupción, un hombre que trabaja sin descanso…
– ¿A qué horas? ¿que no permite la corrupción? Ja… dígame pues un beneficio, solo uno…
– Oh pues.. ¿me va a dejar hablar o no? Un gran hombre que… -Y le siguió, y me callé. Para mi amigo fanático, López Obrador es dios, infinitamente misericordioso e infinitamente justo. Es el camino, la verdad y la vida, suyo es el reino, suyo el poder y la gloria…
Y como ya imaginaba yo el logro del actual gobierno que me iba a mencionar, aproveché su sermón de la montaña para buscar en internet la respuesta. Así que cuando por fin me dijo que nunca antes ningún presidente se había preocupado por ayudar a los viejitos y que AMLO les da dinero cada mes, le dejé ir:
– Mire usted: según este medio, El Heraldo, y según todos pero este fue el primero que encontré, en el 2003, el entonces presidente Vicente Fox
– Sí pero era una miseria, López Obrador les da más y a más gente…
Ok ok me callé. Que siga pensando mi amigo el chairo mayor que AMLO es el camino, la verdad y la vida y que le manda su pensión, de su bolsa, como nunca nadie antes lo había hecho.
Siguió hablando, pero cuando el joven fanático notó que el adulto mayor se hacía bolas, entró al quite y mencionó entre otras cosas que ha bajado el precio de la gasolina (si es de noche pero el Presidente dice que es de día, es de día y no hay más), que si sigue costando más es porque se le volvió a aplicar el IEPS y no sé cuántas cosas más, pero que la gasolina cuesta menos que antes…
Está bueno pues. En una breve pausa que hizo mi amigo el joven chairo para respirar, le dije: Mira, durante el gobierno del presidente Peña Nieto la gasolina llegó a costar hasta 15 pesos…
– ¡Peña Nieto nunca fue presidente! -me gritó para interrumpirme y lo logró, me calló para el resto de la noche. Cómo discutir con alguien que asegura que Enrique Peña Nieto nunca fue presidente… está claro que quiso decir que había alguien más detrás del anterior presidente, pero luego de su grito, desaforado, ¿valía la pena seguir hablando del tema? Yo puedo debatir con quien sea, pero debatir ideas, razones, argumentos, no mentiras, falsedades, necedades producto del fanatismo.
Del resultado del partido de fútbol ya ni hablamos, porque yo me retiré al terminar el tiempo reglamentario ya sin ganas de ver el resto, no me fuera a salir otro fanático, este deportivo, y me rompiera la madre.
Bueno pues al día siguiente, hace dos, me enteré de que en Guadalajara un sobrino mató a cuchilladas a su tío, porque éste se burló de la derrota de las Chivas, su sobrino era chiva de corazón y no lo soportó, ahora anda huyendo. Eso es fanatismo no chingaderas. El otro también, solo que uno es religioso, el de la secta, y el otro deportivo.
Y ayer, mientras caminaba yo como todas las tardes, al pasar por el parque de mi colonia vi a un grupo de personas reunidas y me pregunté qué harían. Al acercarne vi que rezaban el rosario. Me dio gusto y me preguntaba si eso también será fanatismo… llegué a la conclusión de que no, que eso son creencias religiosas que a nadie perjudican sino al contrario, rezan de buen fe y le piden a la Madre de Dios por las necesidades y problemas de muchas otras personas. Deberíamos todos de ser fanáticos, sí, pero de rezar diario el Santo Rosario.