+ La Guardia Nacional sabía de ese campo del CJNG
El país entero se ha visto conmocionado tras el hallazgo de lo que podría ser una de las más grandes fosas clandestinas que han sido localizadas en México, conocida ahora como “Campo de exterminio”. Fueron integrantes del Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco quienes descubrieron que dentro de un predio, localizado en el municipio de Teuchitlán, se encontraban ocultos tres hornos clandestinos y cientos de objetos personales, tales como zapatos, ropa, maletas, joyería y demás.
Según el reporte de las madres buscadores, este predio llamado Rancho Izaguirre habría sido operado por miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), quienes usaban este lugar como centro de reclutamiento y exterminio. Ahí, decenas de jóvenes habrían sido llevados – con engaños, para ser entrenados y posteriormente unirse a las filas de la organización criminal.
En este sentido, Indira Navarro -líder del Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco- dio a conocer el testimonio de un joven que aparentemente habría sido reclutado por el CJNG y habría vivido, por un tiempo, en el Rancho Izaguirre. Fue en entrevista telefónica, con la periodista Azucena Uresti, que la mujer reveló parte de las declaraciones que habría hecho el joven y además detalló algunos de los horrores que las personas reclutadas tenían que vivir.
Así reclutaban a los jóvenes para ir al Rancho Izaguirre
Navarro confirmó que el Rancho Izaguirre era usado como centro de adiestramiento para jóvenes que eran reclutados con engaños: “llegaban a la central de autobuses y les ofertaban trabajos con buenas pagas, pero no era nada de lo que les decía”, dijo la madre buscadora, lo que explicaría el motivo por el cual se hallaron decenas de maletas y mochilas en el predio que ahora está asegurado por elementos de la Fiscalía de Jalisco. Indira añadió que ella tuvo la oportunidad de platicar con jóvenes que estuvieron reclutados en dichas instalaciones, quienes le dieron fuertes declaraciones.
La líder del Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco contó que una persona anónima le narró que los reclutados eran obligados a hacer las fosas clandestinas: “le poníamos una cama de piedras y ladrillos. En esa cama les rociábamos aceite y gasolina a los cuerpos seccionados y los quemábamos. Se usaban en varias ocasiones y después lo teníamos que tapar (las fosas)”, recordó Indira Navarro al citar textualmente a sus fuentes, quienes serían jóvenes que vivieron en el Rancho Izaguirre.
Los 3 pasos del adiestramiento
Aún no se sabe cuántas personas fueron asesinadas ahí. Agregó que los jóvenes le mencionaron haber vivido “un infierno” en la que llamaron “la escuelita del terror” del cártel de las cuatro letras, como también se conoce al CJNG. La mujer narró que Rancho Izaguirre solo era una especie de kínder, pues una vez que los jóvenes “se graduaban”, eran probados en campo de batalla -durante enfrentamientos en Michoacán y Zacatecas-, quienes sobrevivían estas pruebas eran asignados a otros adiestramientos realizado por ex militares:
“Era un entrenamiento canijo y si salías con vida de ese lugar era porque ya te ibas con los jefes, para el lado de la sierra. Ahí no había nada de comunicación, más que radios que traían los jefes (…) ya nos daban por perdidos. Ahí sí de plano eran los mejores elementos”, me decía (la fuente de Indira). “Pero de filtro, de 200 quedábamos como 30. Nos íbamos unos y llegaban otros”, recordó la madre buscadora al contar lo que los sobrevivientes de este lugar le platicaron.
No obstante, algunos reclutas no sobrevivían y morían dentro del Rancho Izaguirre; otros más eran asesinados si fallaban algunas de las pruebas; y otros fallecían por el exceso de fuerza que tenían que demostrar. Indira dijo que una de sus fuentes le reveló que los muertos eran desmembrados, posteriormente eran quemados y enterrados en camas de piedras, o ladrillos. Por ahora, las autoridades continúan laborando en el predio, tratando de recuperar la mayor cantidad de restos óseos.
“Sin cuerpo no hay delito”
Luis “N”, un joven que logró escapar del temido lugar conocido como “la escuelita del terror”, narró detalles impactantes sobre la manera en que este grupo criminal opera para someter y adiestrar a sus víctimas como el de forzarlos a consumir carne humana y a dormir junto a cuerpos en descomposición. Estas prácticas tenían el objetivo de desensibilizarlos y cortar cualquier vínculo emocional con sus vidas anteriores, transformándolos en piezas funcionales dentro de la estructura criminal.
Otra de las frases perturbadoras que se han documentado dentro de este campo de exterminio es el lema que se inculcaba en sus aprendices: “Sin cuerpo, no hay crimen, por lo que debemos desaparecer el cuerpo y despedazarlo completamente”. Los entrenamientos incluían el uso de armas como la pistola 9mm Beretta y rifles de asalto, además de instrucción en tácticas de combate para ser utilizados como sicarios o protectores de los laboratorios de drogas.
Campo de exterminio operó al menos 10 años
La fundadora del Colectivo Guerreros de Jalisco Indira Navarro confirmó a El Occidental que el llamado Rancho Izaguirre, utilizado como centro de exterminio habría operado por criminales al menos 10 años en la impunidad. La activista, quien busca a su hermano desaparecido en Sonora, dijo que se logró hablar con un sobreviviente quien le contó que el lugar estaba activo desde el 2012 y que hace tres años fue abandonado por el grupo delictivo que lo controlaba, y que incluso llegó a ver en el rancho leones y cocodrilos.
Por otro lado, un informe oficial consultado por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) detalla que elementos de la Guardia Nacional reportaron el 10 de agosto de 2019 que habían localizado una finca con varios cuerpos que habían sido calcinados en Teuchitlán, cerca de la comunidad de La Estanzuela, la misma zona donde los buscadores localizaron a inicios de marzo de 2025 el crematorio.
El informe de la Guardia Nacional detalla que los restos quemados habían sido localizados entre sembradíos de maíz. Y, al igual que en el hallazgo realizado este mes por los buscadores, hace seis años se encontraron abandonados y regados zapatos de las víctimas, por lo que desde entonces se presumía que en ese lugar había una fosa clandestina, debido a que había restos humanos “que presentan mayor antigüedad”, según refiere el reporte que fue compartido con los servicios de inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Siete meses después del hallazgo de los cuerpos calcinados, fue remitido a la Coordinación estatal de la Guardia Nacional en Jalisco un reporte del comisario de Teuchitlán, en el que informaba que el representante de un grupo criminal había contactado al batallón a su cargo para intentar sobornar a los agentes a cambio de que “le bajen a la intensidad de las operaciones”.
En el reporte fechado el 21 refiere que la persona que los contactó solicitó: “Lo único que ellos (los criminales) piden es que los dejen trabajar”. El contacto quedó en volver a llamar para “llegar a un acuerdo sobre la cantidad de dinero y la fecha de entrega”. Según el reporte, el comisario le respondió que “no ocupaba dinero ni obsequios”, por lo que rechazó el soborno. Y ante posibles actos de venganza se reforzó la seguridad perimetral en la base de operaciones.
No fue sino hasta el 20 de septiembre de 2024 cuando las autoridades mexicanas llegaron al Rancho Izaguirre, detuvieron a 10 presuntos delincuentes quienes portaban armas de fuego y fueron rescatadas dos personas maniatadas, sin embargo, en el documento que expusieron las autoridades en ese entonces nunca hicieron mención de los restos humanos que serían encontrados seis meses después.