Por: Sughey González Torres
El cáncer de mama es el segundo más común en todo el mundo, normalmente se desarrolla en las mujeres, sin embargo, también se presenta en los hombres, aunque con menor frecuencia.
Dentro de los factores relacionados con la aparición del cáncer de mama, podemos clasificar a los no modificables y a los modificables. Los primeros, se refieren a aquellos que como su nombre lo índica derivan de la predisposición genética o herencia, es decir si alguien en la familia directa padeció cáncer de mama. Además, de factores biológicos como la edad personas mayores de 65 años, así como mujeres que iniciaron su periodo menstrual antes de los 12 años de edad o presentaron una menopausia tardía es decir después de los 55 años. También entran en esta clasificación aquellas que tuvieron su primer embarazo después de los 30 años o incluso no ofrecieron lactancia materna a sus hijos, y mujeres que no han tenido hijos o sufren problemas de infertilidad.
Los factores modificables son aquellos que se como su nombre lo indica pueden cambiar, de acuerdo a los hábitos de vida y de salud. Ejemplo, las inadecuadas elecciones dietéticas, la presencia de sobrepeso y obesidad, así como la poca o nula actividad física, son factores que incrementan el riesgo de desarrollar enfermedades.
En investigaciones recientes se ha observado que existe un mayor aumento en la mortalidad por cáncer, cuando se tiene mayor peso, el tejido adiposo acumulado en el cuerpo puede provocar síndrome metabólico y desarrollo de tumores.
¿Por qué es importante la alimentación en el cáncer de mama?
La adopción de un consumo dietético saludable puede mejorar el pronóstico general y la supervivencia de mujeres ya diagnosticadas e incluso prevenir su desarrollo. El plan alimentario debe basarse en un consumo adecuado de frutas y verduras, la Organización Mundial de la Salud recomienda 400 gramos por día, equivalente a 3 porciones de verdura y dos de fruta, aunado al consumo de fibra de al menos 10 gramos por día, además de cereales integrales, así como el de fuentes proteicas presentemente pescado y aves. También se recomienda evitar al mínimo el consumo de alimentos procesados, ricos en grasa saturada, refinados, dulces o alimentos lácteos ricos en grasa, carnes rojas y procesadas.
Mencionare algunos nutrimentos que juegan un papel protector en la salud, iniciaré principalmente con las vitaminas C, E y D, minerales como el selenio y calcio, así como componentes alimentarios como antioxidantes, polifenoles y fibra, principalmente contenidos en las frutas y las verduras, reducen el estrés oxidativo del organismo y disminuyen la inflamación crónica, ya que algunos son capaces de inhibir la actividad enzimática de la lipoxigenasa y ciclooxigenasa, así como el factor de transcripción NF-kB. El poder de los vegetales se observó en un estudio realizado en Italia sobre cáncer y nutrición, en el cual se encontró que un mayor consumo de vegetales de hoja verde, así como el jitomate crudo reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama, debido a los contenidos y mecanismo mencionado.
Existen algunas grasas consideradas como “buenas” por su potencial efecto antinflamatorio y la función que tienen al mejorar el sistema inmunológico, los más comunes son los ácidos grasos omega 3 el ácido eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA), que se encuentran principalmente en pescados de agua fría, podrían ser de utilidad para limitar efectos secundarios en el tratamiento del cáncer o incluso previniendo su aparición. También, es importante considerar el consumo de lácteos fermentados (como el yogurt, la leche ácida, o productos lácteos bajos en grasa) por su contenido en vitamina D y bajo contenido en grasa podrían inhibir el desarrollo de cáncer de mama o reducir el crecimiento del tumor mamario, Además de favorecer el microbiota intestinal.
Una fuente proteica además del pescado y aves que ya fueron mencionadas, es la soya rica en isoflavonas (genisteína, daidzeína y glicetína) las cuales refieren propiedades antioxidantes y anticancerígenas.
Respecto a las bebidas, se recomienda con sustento el consumo regular de té verde por su contenido en catequinas (epigalocatequina3-galato) con fuertes efectos quimiopreventivos y quimioterapéuticos, además de su alto contenido en flavonoides, polifenoles con propiedades antioxidantes. Se recalca evitar la ingesta de alcohol debido a que está altamente asociada con la aparición de cáncer de mama, la literatura menciona que 10 g de etanol consumidos por día incrementan del 5 al 9% de riesgo de padecerlo.
Por último, se enlistas algunos alimentos que se deben de evitar: azúcares, grasas saturadas, carnes rojas y procesadas ya que incrementan los niveles circulantes de estrógeno endógeno, factor de crecimiento similar a la insulina y citocinas proinflamatorias, que favorecen la aparición de diversas enfermedades entre ellas el cáncer.
Puntos a considerar para la prevención del cáncer de mama
- Mantener un peso adecuado y un porcentaje adecuado de grasa corporal.
- Ser físicamente activo, realizar ejercicio (150-300 minutos por semana).
- Seguir una dieta balanceada y rica en fibra, considerando las recomendaciones.
- Ingesta elevada de verduras, frutas y cereales integrales.
- Limitar ingerir alimentos procesados y con alta cantidad de grasa saturada.
- Evitar azúcar, dulces y alcohol.
Es importante mencionar que la respuesta a los componentes alimentarios es diferente en cada persona, esto debido a las interacciones entre los propios genes y nutrientes, además del microbiota intestinal con la que cuente el propio individuo, la calidad de los alimentos, su almacenamiento y manipulación, así como los padecimientos previos y el estilo de vida, por lo que es importante acercarse siempre con un profesional de la salud y la nutrición que esté certificado en el área. Recordando que siempre la mejor estrategia y menos costosa será la prevención, por lo que debemos estar atentos a nuestros hábitos de vida y alimentación todos los días.
