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Jalisco

Cuidado, les ofrecen buen empleo para engancharlos en el narcotráfico

Jóvenes desaparecen 

+ Y luego exigen a la familia no poner denuncia o retirarla

En Jalisco es cada vez más difícil rastrear a las personas desaparecidas, debido a una modalidad de reclutamiento forzado en el que piden a las familias de las víctimas no denunciar o retirar su reporte de desaparición.

Tan solo en las últimas semanas se han identificado a 3 jóvenes desaparecidos, los tres prácticamente de la misma forma, enganchados con una supuesta oferta laboral para luego desaparecer en la nueva central camionera, ubicada en Tlaquepaque.

 Jorge , Edson y Abisaí son tres jóvenes que fueron reportados desaparecidos a inicios de julio, en Tlaquepaque, no se conocían entre sí, pero han desaparecido bajo circunstancias parecidas.

Jorge Luis Hernández Pérez, de 18 años, fue quien desapareció primero, le ofrecieron un trabajo en el que podrían ganar bien y así poder enviar dinero a sus familiares, pero al llegar a la Central Nueva no volvió a ser visto, esto el 27 de junio de 2024, su caso se perdió entre los cientos desaparecidos que hay día a día, sin embargo, semanas después, la desaparición de otros dos jóvenes bajo la misma circunstancia, llamó la atención.

Edson Edgardo Cuevas Sandoval tiene 19 años. El 1 de julio salió de casa de su abuela en la Colonia Vicente Guerrero, en Guadalajara. Días antes, el muchacho habló con Berenice, su madre, a quien le contó que un amigo de la barra del Atlas lo había invitado a trabajar dos meses en una construcción en Puerto Vallarta y había decidido irse con él, pero regresaría cada fin de semana.

El día de la cita, Edson salió de casa de su abuela, a quien también le informó sobre el empleo que había aceptado y le prometió estar en contacto.

Cerca de las 14:00 horas, el joven llamó a su madre para decirle que ya estaba en la Central.

“En ese momento, le entró otra llamada y me dijo que era la persona que estaba esperando, que debía colgar pero en un momento me llamaría de nuevo. Yo esperé, pero no volvió a marcar. Esa fue la última comunicación que tuve con él”, explicó la madre.

La familia de Edson pidió que se revisen las cámaras de la Central Camionera para asegurarse si el joven tomó algún camión y con qué rumbo, pero en la Fiscalía le dijeron que tardaría el trámite, mientras que la Comisión de Búsqueda le aseguró que había pegado fichas en la zona.

El tercer caso es el de Abisaí Aguilar Padilla, de 18 años su familia también perdió su rastro en la Central de Autobuses de Tlaquepaque.

Él es originario de Nayarit, pero tenía un tiempo viviendo con sus abuelos en San Juan de los Lagos.

El 3 de julio, el muchacho salió de casa muy temprano. Eran las 6:00 horas cuando el joven dejó su hogar sin explicarle nada a sus abuelos. Abisaí tampoco llevaba sus pertenencias, sólo tomó su cartera y su celular.

Su familia pudo saber a dónde se dirigió, porque en el último mensaje que le envió a su madre le explicó sobre la oferta de empleo que recibió y le prometió esforzarse mucho para sacarla adelante a ella y a su pequeña hermana.

Las madres de los jóvenes no se conocen, pero se encontraron gracias a las redes sociales y comenzaron a acompañarse en su búsqueda, primero fueron Berenice y Margarita, madres de Edson y Abisaí quienes se dieron cuenta que las circunstancias de la desaparición de sus hijos eran las mismas, a pesar de ello la Fiscalía de Jalisco no confirmó que fueran enganchados de la misma forma.

César Alonso trabajaría con “la maña”,  así lo dijo antes de desaparecer

César Alonso Parra Camarena, de 19 años, quien le confió a su prima la verdad sobre la labor que supuestamente iba a desempeñar.  

César le confesó que vía Instagram lo había contactado una jovencita, quien tras varios días de interacción lo invitó a unirse a “la maña”, salió de su casa el 1 de julio en Nayarit para luego en la Central Nueva subirse a un vehículo en el que alguien lo esperaba.

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“De inicio me contó que iba a trabajar en Guadalajara, pero a mí me parecía ilógico lo que me decía, entonces le exigí la verdad, y él finalmente me contó que se metería a la ‘maña'”, explicó la joven.

Natalie trató de disuadirlo y él prometió que rechazaría la oferta. Durante una semana la joven estuvo al pendiente de César, pero ella piensa que él sólo dejó pasar el tiempo para que bajara la guardia, porque una mañana se fue y le llamó después para decirle que ya estaba en Guadalajara, que había decidido aceptar la oferta y que a donde iba le quitarían su celular, pero que él llevaría anotados en una hoja teléfonos importantes y que en una semana se comunicaría.

“Si en una semana no sabes nada de mí, búscame”, le pidió.

Al otro día, un amigo de César lo llevó a la Nueva Central Camionera, donde presuntamente subió a un Uber que ya lo esperaba. Esa fue la última vez que lo vieron.

En Chiapas, la madre del joven empezó a sospechar que algo pasaba con su hijo, pues tenía días que su perfil de Facebook no se actualizaba, lo cual era raro. El 4 de julio, Karina le escribió por WhatsApp, pero la respuesta la angustió.

“Le escribí y me respondió ‘Hola, preciosa’ y yo supe inmediatamente que ése no era mi hijo. Le seguí escribiendo para tratar de indagar más, le dije ‘Mi amor, ven a pasar unos días conmigo’ y él me decía ‘sí, preciosa, en vacaciones iré’, pero yo ya sabía que ese no era mi César”, lamentó.

Luego de eso, Karina no se pudo comunicar más a ese número, pues el usuario la bloqueó.

En ese momento no hizo nada, pues prefirió pensar que su hijo simplemente había vendido su celular.

Natalie, por su parte, esperó la llamada de su primo, pero ya no hubo contacto.

“Cuando pasaron 11 días me di cuenta de que no iba a regresar y fue cuando comencé a difundir en Facebook su búsqueda”, indicó.

“Él estaba seguro de que iba a poder regresar, de que iba a poder estar en contacto. Cuando difundí su búsqueda, amigas de él me dijeron que habían quedado de reunirse cuando él regresara, o sea, hizo planes, él pensaba que iba a regresar”.

Por su parte el Comité Universitario de Análisis en Materia de Desaparición de Personas de la U de G, hizo público un análisis sobre el Registro Estatal de Personas Desaparecidas (REPD), en el que señaló el reclutamiento forzado, el cual inicia con la privación ilegal de la libertad, para después obligar a trabajar a las víctimas mientras piden a las familias retirar las denuncias de desaparición.

“La desaparición de personas sigue muy activa en Jalisco, pero también va en aumento la dificultad para rastrearlas. Hemos tenido conocimiento de casos en los que la privación de la libertad, y posterior reclutamiento forzado, se enmascaran como una relación laboral de corta duración y sueldo elevado, acompañada de la insistencia en que los familiares retiren el reporte de desaparición.

“Pedimos a los funcionarios responsables que se pronuncien sobre esta siniestra modalidad de desaparición y sobre las acciones que están tomando para combatirla”, expuso el órgano universitario.

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