Por Gustavo González Godina
Habrá señales… dicen. Aquí no las habrá, ya las hay. Está complicadísimo el panorama para el gobierno de Claudia Sheinbaum. El hipócrita, mentiroso y falso Ricardo Monreal, que logró engañar a muchos con el cuento de que abandonaría la 4-T si no era él el ungido por el dedo de AMLO, debe estar ahora riéndose a carcajadas de que no le tocó a Él tamaña bronca. Ebrard no, porque también tiene que estar lidiando con los gringos. Drácula el de Tabasco tampoco porque Él sabía que no sería el candidato.
La señora Sheinbaum, desde el primer día de su gobierno está entre la espada y la pared. Por un lado (me parece que atrás) tiene que proteger a López Obrador, su mentor y antecesor (y dicen que hasta abuelo de uno de sus hijos) de los gringos; y por el otro (adelante sería) tiene que defenderse del otro viejito loco que llegó a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump.
Desde en su campaña amenazó el vejete ojete Trump con que aplicaría aranceles del 25% a las exportaciones de México a Estados Unidos, y que designaría a los cárteles de la droga mexicanos como organizaciones terroristas, lo que le permitiría intervenir militarmente en México para combatirlos. Nadie le creyó.
Y ahí están ahora los aranceles, no del 25%, sino del 50% al acero y aluminio mexicanos. Los del 25% para todas las exportaciones de México fueron aplazados un mes, mientras el gobierno de Sheinbaum da señales de querer combatir a los dos principales enemigos de Trump: los migrantes y el narcotráfico.
Las dio (las señales y todo lo demás). Para los simpatizantes de los gobiernos anterior y actual de México, el haber “conseguido” que Trump suspendiera por un mes los aranceles del 25% fue un triunfo de la diplomacia mexicana, para los demás fue un fracaso.
La Señora Presidenta se dobló a las primeras de cambio, mandó 10 mil elementos de la Guardia Nacional a la frontera norte, para evitar tanto el paso de migrantes como de drogas de aquí para allá, como si fuera tan fácil; y comenzó a combatir a las bandas del crimen organizado en nuestro país. Ahora sí se nota. En contra de los deseos de AMLO, la mujer cambió ya los balazos por los abrazos. Me alegro.
Tiene la pobre mujer, por un lado que defender a López Obrador, a quien los gringos de la DEA y el FBI quieren verlo tras las rejas por su complicidad con el narcotráfico, y por el otro tiene que defenderse de Donald Trump, que la quiere obligar a detener la migración de propios y extraños, y a que le entregue a algún pez gordo de la narcopolítica en nuestro país. Está entre la espada gringa y la pared de La Chingada.
Porque sí habrá notado usted que este gobierno está realmente combatiendo a la delincuencia, lo que está haciendo acompañado de una campaña permanente de información. Diario se presenta por televisión un resumen de lo que se hizo en el día, y con alguna frecuencia de lo que se ha hecho en los meses que lleva de presidenta Claudia Sheinbaum.
Lo más reciente, el cateo de diez domicilios en Culiacán, Mazatlán y Rosario, Sinaloa, en los que se detuvo a tres lugartenientes del cártel de Los Chapitos, personajes importantes en la generación de violencia, a quienes se les decomisaron armas y drogas. Está dando buen resultado el haber designado Secretario de Seguridad Pública a Omar García Harfuch, quien en coordinación con el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional han dado importantes golpes a la delincuencia en todo el país. En contra de la voluntad, por supuesto, de Andrés Manuel López Obrador, mérito que le reconozco a Claudia Sheinbaum.
Claro que todo esto es para calmar la beligerancia del viejo Trump, quien cada día aprieta más, ya anunció los cinco cárteles de la droga que serán designados como organizaciones terroristas: el de Sinaloa, el de Jalisco Nueva Generación, el del Noreste (antes los Zetas), la Familia Michoacana y Cárteles Unidos, lo que le dará facultades para intervenir militarmente en nuestro país.
Ya lo está haciendo, vienen un grupo de marines o Seal (la fuerza especial de la Armada de Estados Unidos), supuestamente a capacitar a un grupo especial de la Marina Armada de México. Eso, oficialmente, con la autorización del Senado de la República, pero vaya usted a saber qué van a hacer realmente en nuestro país.
Esto aunado al espionaje por parte de aviones gringos que sobrevolaron las costas de Baja California, Sonora y Sinaloa, pasaron como a 40 kilómetros de Culiacán, y a la presencia de barcos de guerra (un portaviones, un destructor y un tanque abastecedor de combustible) frente a Ensenada. Luego las refinerías gringas dejaron de comprarle petróleo a México supuestamente porque contiene agua y sal.
Presiona (Trump) por todos lados al gobierno mexicano, hasta con estupideces como cambiarle el nombre al Golfo de México por el de Golfo de América, estupidez en la que personalmente creo que no debería engancharse la Señora Sheinbaum.
Pero aquí lo importante no es lo que está haciendo el pelirrojo cara de caballo, ya le renunció un general de muy alto rango y ya anda embroncado con el Poder Judicial de su país, aquí lo importante es lo que está haciendo el gobierno de México (todo lo que quiere Trump), que satisface a la mayoría de los mexicanos, lo de los migrantes nos tiene sin cuidado, pero lo de la violencia sí nos importa y demasiado.
La delincuencia está siendo combatida, aunque sea por presiones del gringo loco, lo que alienta a los mexicanos, a quienes no les importa una intervención militar de los norteamericanos, aunque hagan el berrinche de su vida los incondicionales de AMLO, como el Licenciado Changoleón, presidente de la Cámara de Senadores, y el mariguano español Paco Ignacio Taibo que pide sean fusilados por traidores a la patria los mexicanos que apoyen a los gringos que presionan al gobierno actual. Que fusilen a los mexicanos, propone el más vulgar de los españoles.
Me uno a la aprobación de las presiones de Estados Unidos a México, si gracias a ellas Claudia Sheinbaum y García Harfuch le está devolviendo la paz a México, bienvenidas. Si eso le está costando a la Presidenta romper con el ex Presidente, en buena hora. Hay señales… y las que faltan. (Creo que se va primero Rocha Moya el de Sinaloa).
