+ Se desechan así las mentiras del fraude electoral
Por Oscar Miguel Rivera
¡Hola a todos! Hoy vamos a hablar de algo realmente histórico, pero antes pongámonos cómodos y celebremos el avance de la democracia en México, ¡aunque algunos todavía se resistan a aceptarlo!
El 2 de junio de 2024 México hizo historia al elegir a Claudia Sheinbaum como su primera presidenta. Sí, la primera mujer en tomar las riendas de la nación. Un avance gigantesco en términos de representación femenina, aunque para algunos parece que ese detalle pasó desapercibido entre tantas acusaciones de fraude que, sorpresa, no pudieron probar.
Los usuales sospechosos, Alejandro “Alito” Moreno, Marko Cortés, y Xóchitl Gálvez, entre otros, estuvieron ocupados sembrando dudas sobre la legitimidad del proceso electoral. Desde hablar de una “elección de Estado” hasta lanzar calificativos dignos de telenovela como “narcocandidata” y “narcopresidente”, todo en un intento de desviar la atención del hecho de que, simplemente, perdieron. Pero el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que no se deja impresionar fácilmente, desestimó sus reclamos y validó el triunfo de Sheinbaum. No hubo fraude, pero sí mucho drama.
El 15 de agosto, en una ceremonia que seguramente hizo temblar a más de uno, Claudia Sheinbaum recibió su constancia de mayoría. A partir del 1 de octubre, se convertirá oficialmente en la primera mujer en gobernar México, un hito que algunos siguen intentando ensombrecer con teorías de conspiración más dignas de Hollywood que de la política real.
En su primer discurso como presidenta electa, Sheinbaum agradeció a todas esas mujeres, visibles e invisibles, que allanaron el camino. En un mensaje sutil, pero claro, dejó en evidencia que la reforma judicial será una prioridad, insinuando que el poder económico y el poder judicial no deben seguir siendo amigos tan cercanos. Y sí, Benito Juárez también hizo su aparición en el discurso, recordándonos que la democracia es el destino de la humanidad, por si a alguien se le había olvidado.
Pero lo mejor vino cuando se dirigió a los magistrados del TEPJF, dejando claro que respetar la decisión del electorado será clave para el futuro del país. Un recordatorio, tal vez innecesario, pero definitivamente efectivo.
Mientras tanto, los medios de comunicación no se quedaron atrás. Algunos periodistas influyentes, como Carlos Loret de Mola y Joaquín López-Dóriga, decidieron unirse a la fiesta de la desinformación, repitiendo las acusaciones de fraude sin una pizca de evidencia. La ironía aquí es palpable: quienes deberían ser los garantes de la verdad, optaron por alimentar la polarización y la desconfianza.
Al final, el verdadero triunfo no es solo de Claudia Sheinbaum, sino de la democracia mexicana. A pesar de los intentos de deslegitimar el proceso, la ciudadanía se mantuvo firme, demostrando que en México, la voz del pueblo no se silencia con rumores y pataleos. La historia se ha escrito, y este capítulo pertenece a todos los mexicanos que eligieron el camino de la democracia.
Así que, a quienes intentan desacreditar este resultado, solo queda decirles: la voluntad del pueblo prevaleció, y no hay discurso vacío que pueda cambiar eso. ¡Nos vemos en la toma de protesta!