Por Gabriela González Ontiveros
La mayoría de las personas no conocen el Centro Integral de Justicia en Tepatitlán. No tendrían por qué, a menos que tuvieran a un familiar interno en ese lugar, trabajaran ahí o tuvieran una audiencia; a mis hermanos les tocó la cobertura de su inauguración hace ya bastantes años, recuerdo haber visto fotos de ellos y los demás reporteros detrás de las rejas, ya que las autoridades dieron un recorrido por el lugar y les permitieron tomarse fotos, claro, no había reclusos todavía, en ese tiempo todo eran risas y buen humor, sin embargo a mí me tocó conocerlo este jueves por circunstancias totalmente distintas, y ya desde la entrada se siente una vibra rara, me sentía nerviosa, medio ansiosa, pero eso no es nada comparado con lo que sentía Fabiola Guadalupe Escobedo Casillas y por quien acudí a la sala del juzgado que se encuentra dentro de las instalaciones del CEINJURE.
Fabiola es una joven hermosa, alegre, entusiasta, con mucha actitud, fuerza y ganas de salir adelante, ella es así, a pesar de haberse cruzado en el camino de un hombre que quiso asesinarla atacándola con un bate de béisbol, ella es así, a pesar de que casi muere, y a pesar de todas las cicatrices físicas, pero sobre todo emocionales que este jovencito ahora de 22 años le dejó.
A Fabiola la conocí -no en persona, pero sí su historia hace dos años- en abril del 2022, cuando ella, una veterinaria de 26 años originaria de Guadalajara pero que tenía su clínica en Arandas, a donde se fue a vivir cuando se le presentó la oportunidad de emprender su negocio, fue atacada por Alejandro, de 20 años, originario de Atotonilco y estudiante de ingeniería en el Tecnológico de Arandas.
Fabiola no conocía a Alejandro, pero Alejandro, quien vivía a cuadra y media de donde ella tenía su consultorio sí, la situación hace pensar que él se pudo haber obsesionado con ella, hasta que un día solicitó una consulta a domicilio, su pretexto, su perro tenía una fractura, no podía trasladarlo, Faby no estaba en el consultorio, le dijo que se tardaría una hora, él dijo que esperaría, así lo hizo, cuando por fin ella se desocupó acudió al domicilio indicado, la puerta se abrió y en cuanto entró, un golpe en la nuca hizo que perdiera el equilibrio. El primer golpe fue tan fuerte como para sumirle el hueso; uno más en la parte frontal, otro más y más, Fabiola recibió una cantidad innumerable de golpes, su sangre de inmediato corrió por todo alrededor, se le nubló la vista, creyó que moriría, observó a su agresor a los ojos y le dijo “te perdono”, luego se puso en manos de Dios.
Fue entonces cuando las cosas cambiaron “Vi al Sagrado Corazón de Jesús, él observaba hacia un punto, vi un velorio, mi familia lloraba por mí pero yo no estaba en el cajón, en esos momentos dije, “no Dios, así no, no quiero irme así” relató Fabiola en podcast; y en ese momento ante un segundo de duda que tuvo su agresor, Fabiola sintió como si alguien la levantara, así tomó las últimas fuerzas que le quedaron y se defendió, se defendió con el último aliento que le quedaba y logró escapar empapada en su sangre, salió pidiendo ayuda, la gente horrorizada por la escena no sabía qué pasaba, finalmente fue auxiliada, su agresor detenido y desde entonces continúa en otra lucha, la de sobrevivir a las heridas, a las secuelas físicas, pero sobre todo psicológicas y la lucha de lograr justicia y que su agresor Alejandro no salga de la cárcel.
Dos años después de la agresión, Alejandro tenía la posibilidad de salir, debido a que la prisión preventiva oficiosa se terminaba y el juicio no parecía tener fecha de inicio. ¿Se imaginan ustedes lo que sentía Fabiola al pensar que esa persona que casi la mata podía salir en libertad mientras llegaba el juicio?
Fue entonces que conocí a Fabiola en persona, ella se ha vuelto activista y una mujer verdaderamente admirable.
Me contó acerca de la audiencia que se iba a llevar a cabo, de cómo tenía que estar preparada para lo peor, me dijo que si podía acudir, ya que le ayudaría como apoyo moral, y la verdad no lo dudé, no lo dudamos, ni mi hermana Fabiola ni yo, que también quiso ir. Si bien la vibra que sentimos al llegar, como dije, era rara, debo reconocer la amabilidad de todas las personas que se encontraban en los distintos filtros para poder entrar, no sé si porque éramos de medios o porque así son siempre, pero siempre nos trataron muy bien.
Al lugar llegó también Rafa Hermosillo, compañero del medio de Arandas, Cuarto de Guerra y que también siempre ha estado al pendiente del caso de Fabiola; al vernos, a Fabiola le ayudó a ganar confianza, sonreía, siempre sonreía, su amabilidad y su aparente calma me dejaban abrumada, escuchar lo que le hizo su agresor, la recuperación de más de un año que tuvo que pasar, las migrañas insoportables, el estar en cama y no poder moverse más de 30 grados, el pedirle que no estornudara, para evitar una hemorragia.
Ya adentro de la sala, el ver la puerta por donde sale el preso, escuchar las cadenas que llevan en los pies y que se acercaban lentamente me dio escalofríos, solo volteaba a verla a ella, pensaba en lo que podía sentir; cuando por fin entró el agresor, su rostro no mostraba ninguna emoción, sentí miedo, miedo a pesar de que estaba esposado, miedo de pensar que pudiera salir, miedo de pensar que, así como él, hay muchas personas más y de las cuales no te das cuenta.
Fabiola se quebró, su fuerza desapareció por varios minutos, su miedo salió a flote, mi hermana yo solo la veíamos desde nuestros asientos, se nos rasaban los ojos, sentíamos tanta impotencia, ella no tendría que pasar por esto, ninguna mujer tendría que hacerlo, pero esto es lo que hay en este país, en donde en el último sexenio 10 mujeres mueren asesinadas cada día. ¡recuérdenlo bien, 10!
Afortunadamente, y a pesar de los esfuerzos de la defensa del Alejandro, el juez concedió 4 meses más de prisión preventiva, además de que por fin, hay fecha de juicio, el próximo 1 de julio, eso, ya son buenas noticias, y es que se tienen tantas pero tantas carpetas de investigación, que el sistema se ve rebasado, pero poco a poco y luego de tantos esfuerzos de Fabiola, de sus abogados, de tantas idas y vueltas a audiencias, papeleo, burocracia, se podrá tener un juicio, y Alejandro se podría enfrentar a una pena máxima de 70 años, lo cual con los 22 años que tiene ahora, me parece una condena justa, pero yo no soy juez, solo me queda confiar en el sistema penal y esperar, desear, lo mejor para Faby.
Ya afuera el ambiente era distinto, abrazamos a Faby y a ella le volvió la sonrisa que hace pensar que todo estará bien. Rafa, mi hermana Fabiola y yo nos despedimos, le deseamos lo mejor y nos fuimos contentos por el resultado, pero con la sensación de que la violencia y la maldad que antes veíamos lejos, está cerca, muy cerca de nosotros.
En Los Altos los ataques violentos e irracionales no son casos aislados, como ejemplo, en Arandas, Tania Serratos de 18 años fue asesinada, un asesinato del que las autoridades poco quieren decir, más que la encontraron en las inmediaciones de la Presa de El Tule, porque estamos en campañas y pues no es bueno hablar de eso, da mala imagen…
O como lo ocurrido hace un año, cuando también en Arandas, Aria Cristina de 16 años fue violada y asesinada con saña, su cuerpo fue abandonado entre los agaves y del o los asesinos, sabrá Dios que pasó con ellos.
Así estamos hoy en día, con esta nueva normalidad.
Fabiola te deseo lo mejor, reconozco y admiro tu valor que, a pesar de la dolorosa y lenta recuperación física y psicológica, tienes la fuerza, la garra y el corazón de seguir luchando ahora para que tu agresor no salga libra y obtenga una sentencia, porque eres la voz de otras mujeres que no lo lograron; sigue irradiando esa luz que vas dando a todos los que te conocen.